Oliver Hill, defensor de los derechos civiles
Abogado, luchó contra la segregación de los negros en las escuelas de Estados Unidos
Oliver Hill fue uno de los abogados de raza negra que protagonizaron la histórica demanda Brown versus Board of Education of Topeka, que en 1954 acabó con la ley que desde 1896 imperaba en las escuelas públicas estadounidenses y que establecía la separación entre blancos y negros.
Aquella demanda unió bajo un mismo paraguas cinco casos diferentes, y uno de ellos fue defendido por Hill, quien por aquel entonces ya era un respetado abogado. Los estudiantes negros de Farmville, una escuela de Richmond, comenzaron a protestar por las deplorables condiciones en las que se desarrollaba su vida escolar, así que Oliver Hill decidió presentar una demanda que se unió a otros cuatro casos similares y que finalmente llegó hasta el Tribunal Supremo.
El máximo organismo de la justicia estadounidense declaró que la segregación era "injusta", abriendo la puerta al movimiento por los derechos civiles, que a partir de aquel momento prendería fuego en Estados Unidos. Según el propio Hill, sin aquella sentencia "Martin Luther King no habría llegado ni a la primera base", como declaró en una entrevista reciente haciendo una analogía con el béisbol.
Hill había nacido en mayo de 1907. Su padre le abandonó siendo apenas un bebé, así que fue su madre la encargada de criarlo, aunque más tarde sería adoptado por su padrastro, con quien transcurrió su infancia en Roanoke (Virginia). Durante su adolescencia su familia se mudó a Washington, donde más tarde estudiaría Leyes.
Acabó los estudios en 1933, graduándose en el puesto número dos de su promoción, mientras que el número uno fue su amigo Thurgood Marshall, junto al que luchó en Brown versus Board of Education of Topeka. Marshall se convertiría, años más tarde, en el primer hombre de raza negra que ocuparía un asiento en el Tribunal Supremo.
Pero Hill ya había hecho historia antes en Richmond al convertirse en 1948 en el primer concejal negro de esa ciudad. Su fuerte sentido de la justicia le llevó a luchar en diversos casos de racismo y a ganar la mayoría de ellos. Luchó por conseguir la igualdad en el voto, la igualdad en los salarios, el derecho a casas de subvención pública de más calidad y pese a su siglo de vida, su hijo Oliver afirmaba estos días en la prensa local del Estado de Virginia que aún tenía energía para querer seguir implicándose en las mejoras de la sociedad: "Estaba sopesando la manera de conseguir unirse a Bill Gates y a su lucha por África. Su principal objetivo fue siempre intentar mejorar las condiciones de vida de la raza humana y hacerle entender al mundo que estamos todos en el mismo barco".
Oliver Hill hijo también afirmó que, pese a haber sido testigo de las peores injusticias, su padre nunca se volvió un cínico y siguió creyendo en el poder de la justicia y en el ser humano. "Cuando yo era pequeño nos amenazaban cada noche y hasta llegaron a quemar una cruz en nuestro jardín (el Ku Klux Klan). Pero él nunca se amilanó. Al contrario, le hizo más fuerte".
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