Zapatero exige a UPN el fin de la tensión y anuncia una oposición firme

El presidente José Luis Rodríguez Zapatero rompió ayer su silencio sobre la crisis de Navarra y exigió a Unión del Pueblo Navarro (UPN), aliada del PP, que ponga fin a la política de crispación y enfrentamiento mantenida en los últimos años. "Se acabó el tiempo de la crispación, de la tensión y de usar Navarra, que es de todos, en una confrontación de identidades", señaló Zapatero, quien anunció una oposición "útil y firme". El PSOE se reserva el derecho a utilizar todos los mecanismos de control, incluida la moción de censura. Miguel Sanz, líder de UPN, será investido el sábado por cuarta vez presidente de Navarra.

La oposición de los socialistas navarros será "firme y exigente, y no se renuncia a ningún instrumento para ejercerla", dijo el portavoz parlamentario del PSOE, Diego López Garrido, en clara advertencia a UPN, la fuerza más votada en las pasadas elecciones. Su candidato, Miguel Sanz, será presidente gracias a la abstención socialista, ordenada por la ejecutiva del PSOE en Madrid.

La consigna de Ferraz generó malestar entre los socialistas navarros, que habían optado por una coalición con los nacionalistas de Nafarroa Bai. El líder del PSN, Carlos Chivite, reconoció ayer a EL PAÍS: "Hay un sentimiento de rebelión". Zapatero les recordó que, desde la oposición, también se puede forzar el cambio. "Las cosas van a cambiar en Navarra gracias al PSN".