Abbas y Olmert reanudan el diálogo en Cisjordania
Nueva reunión entre los líderes palestino, Mahmud Abbas, e israelí, Ehud Olmert, pero sin resultados tangibles aparte de buenas palabras. La novedad fue que por primera vez desde el estallido de la segunda Intifada, en 2000, un primer ministro israelí acudía a Cisjordania.
El encuentro se celebró en Jericó, en un hotel vigiladísimo y cercano a un puesto militar israelí que controla quién entra o sale de la ciudad. "Hemos decidido ampliar los límites de la negociación" para abordar la creación de un Estado palestino, declaró Olmert tras el cara a cara de tres horas.
No hubo avances significativos. "Abbas no ha venido a Jericó con una varita mágica; tampoco Olmert", señaló el negociador palestino Saeb Erekat. Para Israel esta cita -las anteriores fueron en Jerusalén- era un encuentro preparatorio ante la conferencia sobre Oriente Próximo que el presidente de EE UU, George Bush, organiza para otoño.
El primer ministro hebreo evitó hablar de plazos. Abbas quiere, desde hace meses, entrar ya en materia. Negociar sobre las cuestiones clave del conflicto israelo-palestino: las fronteras, Jerusalén y los refugiados.
Hamás, marginada por Abbas y el nuevo Gobierno de Salam Fayad, reiteró que estas conversaciones son inútiles. "Las reuniones entre mandatarios israelíes y palestinos reproducen un camino que no ha llevado a los palestinos a ninguna parte", declaró el líder islamista Ismail Haniya en Gaza. Sus hombres controlan la franja desde junio, cuando echaron a tiros a las fuerzas leales a Abbas, cuyo partido, Al Fatah, nunca reconoció realmente su victoria en las urnas.
Ciudad fantasmagórica
El lugar elegido para la reunión, Jericó, a 30 kilómetros de Jerusalén, es la ciudad más tranquila de Cisjordania, casi fantasmagórica en los últimos tiempos. Sus muchos merenderos, antes repletos por miles de palestinos llegados desde otras localidades, están desiertos porque los controles militares impiden a muchos llegar allí.
El presidente palestino volvió a plantear dos demandas concretas vitales para los suyos. Pidió a Olmert que levante controles, que pese a las promesas israelíes siguen todos ahí, impidiendo a los palestinos moverse por Cisjordania, y que cese la construcción de colonias judías, según informó la agencia palestina Maan. En su año largo de mandato, el jefe del Ejecutivo israelí sólo ha desmantelado una colonia y su Gabinete ha aprobado centenares de nuevas viviendas en asentamientos existentes.
El Ejército israelí anunció a bombo y platillo la condena a 28 días de cárcel a dos comandantes y 10 subordinados que se han negado, siguiendo los dictados de sus rabinos, a participar en la evacuación, prevista para hoy, de dos familias judías en Hebrón, donde viven 600 colonos. Las penas en estos casos suelen ser mínimas.
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