La economía española creció un 4% en el segundo trimestre

Hace apenas una semana, el Gobierno modificó al alza su previsión de crecimiento económico para este año, situándola en el 3,8%, cuatro décimas más que su estimación inicial y sólo una décima menos que en 2006, el mejor resultado en los últimos seis años. Pero el cálculo puede volver a quedarse corto. Según adelantó ayer el Banco de España, el PIB aumentó un 4% en el segundo trimestre respecto al mismo periodo de 2006.

La estimación deberá ser corroborada en los próximos días por el Instituto Nacional de Estadística (INE), pero confirma que la economía española se mantiene en un ciclo expansivo que ya le llevó a un crecimiento anual del 4,1% en el primer trimestre. El Banco de España recalca además que se confirma el lento viraje de la economía hacia una nueva pauta de crecimiento.

"Todos los componentes de la demanda nacional, excepto la inversión en otros productos, moderaron sus tasas de avance", recoge el informe del Banco de España. Según sus cálculos, la demanda interna aportó 4,7 puntos al crecimiento (una décima menos que en el primer trimestre), mientras que el sector exterior habría restado 0,7 puntos.

El consumo privado frena su empuje, aunque sigue en niveles muy altos. Y la inversión sigue en ritmos de crecimiento muy fuertes, sólo ligeramente inferiores a los del arranque del año: el Banco de España destaca el protagonismo de la inversión en bienes de equipo, con un crecimiento anual del 11%, y el ligero ajuste de la inversión en ladrillo, aún "en el entorno del 5%".

Por el lado de la oferta, "la continuada pujanza del sector industrial" volvería a compensar la "moderada desaceleración del valor añadido en el sector de la construcción". El Banco de España confirma también una moderación en el endeudamiento de los hogares por el enfriamiento del mercado de la vivienda, pero no así en el crédito a las empresas, que habría seguido creciendo a una tasa anual superior al 20% pese a la subida de tipos de interés. Lo que sí aprecia el Banco de España son "síntomas incipientes de cambio en la composición del endeudamiento de las empresas", con más fondos para actividades industriales en detrimento de las inmobiliarias.