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Reportaje:

El intenso viaje de Strauss-Kahn al FMI

Dominique Strauss-Kahn quería "consagrarse únicamente a la renovación del socialismo", pero la realidad ha querido que ahora ande ocupado en "renovar completamente el Fondo Monetario Internacional". Hace un año andaba enfrascado en una gira por Francia intentando convencer a las federaciones socialistas de que él era el mejor candidato del Partido Socialista francés a la presidencia de la República; ahora acaba de pasar tres días en Washington, un día en Suráfrica, otro en Mozambique y otro en Brasil antes de coger otra vez el avión para visitar la India, China, Egipto, Arabia Saudí y Corea. Un intenso viaje para el que sólo contempla una meta posible: ganarse los votos necesarios para ser elegido como director-gerente del FMI.

Se entrevistará con los gobernantes de dos tercios de la población mundial
El candidato europeo para sustituir a Rato al frente del organismo realiza una gira por varios países para ampliar su respaldo

DSK, como fue bautizado por los medios de comunicación hace tiempo, es el candidato de la Unión Europea (UE) para sustituir al español Rodrigo Rato, que ha anunciado su renuncia para octubre después de tres años en el cargo. Fue el ministro de Finanzas luxemburgués, Jean-Claude Junker, quien propuso su candidatura, pero es Nicolas Sarkozy quien espera capitalizar su más que probable elección e incluirla en su lógica de "apertura".

DSK tiene claro cómo seducir a todos para ganarse el cargo: "Hay que creer en la libertad de los mercados y hay que tener un cierto sentido de los problemas sociales". Eso significa reconocer que "el mundo ha cambiado en los últimos 50 años y que países como Brasil, India o África del Sur necesitan de una mayor atención". "Quiero ser elegido por mis propios méritos y no en razón de mi nacionalidad", insiste el ex ministro socialista, pero a nadie se le escapa que los franceses han dirigido en repetidas oportunidades el FMI -no siempre con fortuna, tal y como recuerda el premio Nobel Joseph Stiglitz- y que la tradición quiere que el Banco Mundial sea dirigido por un estadounidense y el FMI por un europeo.

"Son acuerdos que hoy están fuera de lugar", afirmó esta semana Guido Mantega, ministro de Hacienda brasileño. "El reparto del mundo no es cuestión de unas pocas potencias", añadió Trevor Manuel, ministro económico de África del Sur y fugaz candidato a dirigir el FMI.

En su visita a Johanesburgo, DSK ha sabido seducir al presidente Thabo Mbeki que se muestra dispuesto a respaldarle. "Es un hombre muy competente", ha sentenciado Mbeki. Sin duda, las consideraciones de DSK para que "el FMI ayude a los pueblos a sacar beneficio de la mundialización en vez de sufrirla" han sonado muy razonables, muy tercera vía, a los oídos de quienes han sufrido los estragos de un liberalismo sin límites o de una economía totalmente planificada.

Es posible que DSK sea un candidato de consenso y que nadie se atreva a enfrentarse a él, temiendo ser derrotado de manera rotunda. Y quizá sea eso lo que ha propiciado que algunos periódicos anglosajones se refieran a su supuesta colección de amantes y a un presunto exceso gestual cuando se interesa por las mujeres. El rumor, sin respaldo de denuncia alguna, ha sido ampliamente difundido como si ésa fuera la mejor vía para desacreditarlo. Él, respaldado financieramente por el Estado francés que asume los gastos de la gira, ha desembolsado dinero personal para hacerse con los servicios de agencias de relaciones públicas estadounidenses que le permiten entrevistarse con altas personalidades sin pasar por el filtro de las embajadas y hacerlo de manera más informal. Ahí, en la distancia corta, DSK, con su argumentación bien rodada y su simpatía, logra deshacer todos los entuertos.

En Washington ha podido reunirse con los representantes de los 185 países miembros del FMI. En Mozambique se encontró con los directores de todos los bancos centrales africanos, que dieron la bienvenida a su candidatura. Algo más crítico se mostró el Gobierno del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, que condicionó su apoyo a una reforma para democratizar el organismo y permitir mayor protagonismo a los países emergentes.

Su gira incluirá también a Rusia y terminará el 31 de agosto, el mismo día que acaba el plazo de presentación de candidaturas. Para entonces se habrá entrevistado con los gobernantes de, como mínimo, las dos terceras partes de la población mundial. Y si su discurso cala, DSK habrá logrado trocar sus repetidas derrotas en Francia como socialdemócrata en una victoria en el FMI como social-liberal. Cuestión de etiquetas.

Dominique Strauss-Khan, con el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, la pasada semana en Brasilia.
Dominique Strauss-Khan, con el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, la pasada semana en Brasilia.REUTERS

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