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Crítica:JAZZ | Omri Mor y Raynald Colom
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Compenetración refrescante

El Mas i Mas Festival ha dejado hasta septiembre los fastos de los grandes escenarios y ha entrado en lo que, en realidad, es el núcleo duro de su programación: la actividad de clubes. Lo que no quiere decir dejar de lado ni el rigor ni la calidad. Como mínimo el concierto del pasado viernes en el Jamboree merecería todos los honores de un Liceo o de un Auditori. Y, además, con la satisfacción de que tres cuartas partes de la oferta estaban protagonizadas por gente de la casa.

El trompetista Raynald Colom volvió a invitar al pianista israelita Omri Mor y el resultado fue explosivo. Las dos personalidades, aparentemente distantes, se compenetran a la perfección sobre el escenario y crean un jazz tan libre como directo.

Omri Mor es una de las jóvenes promesas de la música israelita cercana al jazz y ha participado en diversos proyectos del contrabajista Omer Avital, pero por aquí todavía es un nombre a descubrir. Lo será. Su toque pianístico es brillante y juguetón, cambia con pasmosa facilidad de ritmo y se adapta con la misma seguridad a todos los ambientes.

Mor es la balsa de aceite que necesita Raynald Colom para poder volar con total libertad. La seguridad que le permite las osadías más valientes y poder poner una vez tras otra sobre la tarima tanto su afilada sonoridad (más con la trompeta que con el fiscorno) como su inagotable capacidad creativa. Y aún más cuando tras ellos se encuentra una batería volcánica como la de Marc Ayza, siempre excesivo, pero manteniendo en todo momento un ritmo infernal. David González, con el contrabajo, cumplió con creces equilibrando la balanza.

La banda comenzó pagando su tributo a John Coltrane con un Naima poderoso y brillante, en especial gracias al omnipresente Ayza. Después siguieron temas originales tanto del trompetista como del pianista. Jamboree no se llenó y fue una lástima porque el concierto se lo merecía. Un auténtico cúmulo de jazz aventurero y altamente refrescante.

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