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Reportaje:TEATRO-DANZA

'Pericles' en el laboratorio

Jóvenes promesas del teatro europeo experimentan con la obra de Shakespeare en Lisboa, Roma, Udine y Zaragoza

El mar está muy cerca. Desde la platea se oye en vivo cuando el Atlántico decide rugir en el Centro Cultural de Belém (Lisboa), donde hoy se estrena oficialmente el Pericles de un ambicioso proyecto europeo para jóvenes. Y otro proceloso mar -quizás más azul y más sucio- que en el fondo es el mismo, hace de vital coprotagonista de este Pericles evolucionado y posindustrial; el legendario Mediterráneo oriental donde ese Pericles republicano y otros héroes clásicos, míticos unos, históricos otros, han tejido las leyendas y obras donde se ancla la historia de la cultural occidental.

El Pericles de Shakespeare es un canto trágico, largo y complejo que en su grandeza es atemporal. Los 12 actores de la École des Maîtres (Proyecto Thierry Salmon), lo recitan en cinco lenguas alternas, donde danza gestual, experimento formal, teatro del gesto y reelaboraciones del folclore mediterráneo dibujan un fresco tan angustioso como potente, tan presente y actual como clásico. Tras la función de Lisboa, Pericles se verá en Roma en septiembre, en octubre en Udine y en noviembre en Reims; ya a finales del otoño, en Zaragoza.

Hay muchas influencias presentes: Pina Bausch, Mantegna y la escultura manierista
Componen el reparto de la coproducción doce artistas de España, Portugal, Italia, Bélgica y Francia

La École, que dirige el teórico de teatro y crítico del diario italiano La Repubblica, Franco Quadri, obtuvo la semana pasada el León de Oro por el Futuro de la Bienal de Venecia. Tras tres ediciones bajo la dirección de Quadri, este curso itinerante internacional de perfeccionamiento para jóvenes artistas polivalentes de la escena (especialmente actores y bailarines interesados en el teatro-danza y en el experimento, con una plantilla de profesores que incluye a Jan Fabre, Rodrigo García, Carlo Cecchi y Pippo Delbono) ha cristalizado por fin en un proyecto ambicioso bajo la dirección del talentoso director escénico Antonio Latella (su Medea le ha dado el paso a una merecida fama): el Pericles de William Shakespeare.

Componen la cambiante plantilla un total de 12 artistas prometedores y con talento venidos de España, Portugal, Italia, Bélgica y Francia. La coproducción -en la que participan la Bienal de Venecia, el teatro Stabile dell'Umbria y el Instituto das Artes de Portugal- logró que se implicara la Escuela Municipal de Teatro de Zaragoza, que ha aportado su espacio y algunos actores. Otros participantes españoles que han pasado por el experimento son Ana Portolés y Natalia Hernández Arévalo, ambas venidas de la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid (Resad). Un destacado papel tiene Julián Fuentes Reta, licenciado en Arte Dramático por la Universidad de Kent (Canterbury), cuyas apariciones dejan una impronta de fuerza y potencia expresiva.

La revisitación de Latella dura casi tres horas sin intermedios, y el texto de Shakespeare ha sido vulnerado a placer en su extensión y desarrollo. La nueva planimetría de esta tragedia llevada a la acción gestual y a la atmósfera del teatro-danza, va ampliándose y ganado en intensidad, en ritmo, en peso trágico. Las escenas corales abundan y en el preestreno veneciano fueron aplaudidas espontáneamente por el público que llenaba el teatro Alle Tese.

Latella dice: "Siento que este trabajo es como ir a la búsqueda de algo ancestral, algo que está seguramente en todos nosotros, que sabemos lo que es, pero que tenemos miedo de encontrar". El barco de Pericles, es un barquito de papel con el que se juega. El mar bravío es una lona donde Marina deviene pelele goyesco, desnuda y desarticulada como un burattino napolitano abandonado dentro de una danza de muerte. Hay así muchas imágenes potentes y muchas influencias presentes: Pina Bausch y su dramma in circolo, con alusiones a la pintura de Mantegna (Cristo muerto), Fiorentino Rosso (la acumulación de cuerpos desnudos) y a la escultura manierista (La Piedad, los pasos procesionales napolitanos), hasta el estilo viril del Bolero, de Maurice Béjart.

Al final, Pericles llora en su nave, alzado en improvisado trono, que más parece un catafalco, y cree oír la música de las esferas que le avisa de una conciliación, de un reencuentro con los muertos. Alrededor de sus lágrimas, comienza una danza final de oleaje y cambios. Una actriz pide calma en medio de la tragedia, un poco de serenidad para que se cumpla la esencia del drama.

Tras el preestreno, los actores estaban eufóricos y uno de ellos decía: "Ha sido el trabajo de muchos meses de esfuerzo, de entrega, de indagación en nuestras propias posibilidades y en las de entregar un producto donde nos dejamos la piel". Y eso es verdad. Tras las casi tres horas de intenso trabajo escénico en el aire del teatro se queda una enorme fuente de energía. Los actores no sólo se empeñan a fondo, crean un paisaje futurista a la vez que actual, real a la vez que mítico. "Ésta es la esencia del teatro moderno, esta búsqueda es la justificación mayor y esencial del trabajo", comentó Quadri, visiblemente emocionado.

La principal escena en castellano es cuando los pescadores se encuentran en sus redes el cuerpo del Pericles náufrago. Las mujeres lavan el cuerpo del ahogado y reconocen su belleza apolínea, escena casi idéntica a la de El puente de San Luis Rey, de Thornton Wilder y a la de El ahogado más bello del mundo, de García Márquez: todos ya indiscutidos clásicos.

Escena de <i>Pericles </i><b>en el preestreno de Venecia.</b>
Escena de Pericles en el preestreno de Venecia.

Hacia el laboratorio integral en Venecia

Cuando la pasada semana Franco Quadri recibió de manos de Maurizio Scaparro el León de Oro al Futuro en el Campo San Trovaso, aprovechó para anunciar su disposición a que la École des Maîtres se integre en el proyecto del Laboratorio del Teatro que se proyecta en Venecia para los próximos años. Scaparro apuntó que la ciudad de los canales tiene ahora en el siglo XXI la posibilidad de volver a ser un centro motor y conciliador de las artes, desde las escénicas a las visuales, y también un centro de discusión alrededor de las ciencias, pero para ello habrá que concentrar la financiación europea junto a otras aportaciones que permitan llevar allí a artistas jóvenes de todo el mundo. El gobierno regional, el municipio, con su flamante alcalde Massimo Cacciari (pocas ciudades del mundo tienen un filósofo como regidor y Venecia lo merece) y las instancias estatales italianas ya han mostrado su interés en la idea de Scaparro, que condiciona su continuidad como director artístico de la Bienal del Teatro a que este laboratorio llegue a buen puerto. La Unión Europea también ha dicho sí, y Scaparro tiene en los secretos de su manga la anuencia de instituciones de Francia, Alemania, España y los Países Bajos. "Es una idea hermosa y de futuro en la que debemos insistir. No se trata sólo de hacer un festival, con su efímero esplendor, sino de sentar las bases para que siga habiendo un teatro del futuro".

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