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Reportaje:

Inglaterra, bajo las aguas

Las lluvias desbordan los ríos en el oeste y centro del país, en las peores inundaciones desde 1947

Inglaterra vive las peores inundaciones desde 1947, y en algunos puntos las aguas han sobrepasado los límites alcanzados entonces. Tras los aguaceros que hace menos de un mes arrasaron varias comarcas del norte de Inglaterra, y en especial la zona de Yorkshire, ahora las inundaciones se han producido en el oeste del país, en las cuencas o las cabeceras de los ríos Severn, Avon, Ock y Támesis. Más de 350.000 personas están desde anoche sin agua potable, y las aguas amenazan con el cierre de una central que provee de electricidad a 600.000 personas. Según la agencia de Medio Ambiente, las aguas en el Severn y la cabecera del Támesis seguirán creciendo aunque no llueva, a medida que reciban agua de sus afluentes en las montañas de Gales y las Middland.

Los daños en una planta potabilizadora han dejado sin agua a 350.000 personas

El primer ministro británico, Gordon Brown, que viajó ayer a la zona de Gloucestershire, una de las más afectadas, ha dado prioridad absoluta a las inundaciones. El domingo por la noche presidió una reunión del comité de emergencia del Gobierno (Cobra) y ayer estuvo en los Comunes durante la comparecencia del ministro de Medio Ambiente, lanzando así el doble mensaje de la importancia que da en su agenda a estas inundaciones y la importancia que da al hecho de que el Parlamento esté involucrado en un momento de crisis.

Hace un mes, cuando las aguas cubrieron el sur de Yorkshire, el recién nombrado primer ministro estaba inmerso en la formación de su nuevo Gobierno y tuvo que afrontar una seria alerta terrorista al poco de tomar posesión. Tardó varios días en presentarse en las zonas inundadas.

Aunque la oposición no está haciendo bandera partidista de la tragedia de estos días, ha habido críticas al Gobierno por no haber hecho más para prevenir el desastre a pesar de que el servicio meteorológico había alertado ya el miércoles pasado del riesgo de inundaciones en el corredor entre las autopistas M4 (que va de este a oeste desde Londres hacia Bristol) y M5 (arrancando en Bristol en dirección norte-noreste). Pero el ministro de Medio Ambiente, Hillary Benn, ha disculpado al Gobierno alegando que, a pesar de la alerta, era imposible adivinar en qué zonas concretas iba a caer el agua y que nadie podía prever la intensidad con la que llovió.

Las lluvias más intensas se produjeron el viernes, con recuentos de hasta 142,6 milímetros en 24 horas en Pershore (Worcestershire), y de 126,2 milímetros en Brize Norton (Oxfordshire).

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Este fin de semana se han desbordado varios ríos, creando dos grandes zonas de desastre: a lo largo de la cuenca del Severn -que recibe además las crecidas del río Avon-, desde Gloucester hasta Worcester, afectando sobre todo a la ciudad de Tewkesbury; y en una amplia zona que arranca en la cuenca del río Ock desde Charney Basset y Eysnham hacia Oxford, donde el Ock se une al Támesis, y desde allí hacia el sur a través de Abingdon, Little Wittenham y hasta Sandford y Reading.

Hoy se espera buen tiempo, pero la riada seguirá creciendo al menos hasta esta noche y mañana, por lo que se teme que las inundaciones lleguen hoy al centro de Oxford y mañana a Reading. La Agencia de Medio Ambiente mantenía a media tarde de ayer ocho alertas de inundaciones graves en poblaciones ribereñas de los ríos Ock, Támesis, Severn y Great Ouse. Había además otras 42 alertas de peligro de inundaciones.

Aunque hasta ahora no se tienen noticias de víctimas mortales, las autoridades han advertido sobre la posible contaminación de las aguas y han pedido a la población, y especialmente a los niños, que no se bañen ni jueguen en el agua estancada. La Fuerza Aérea británica (RAF) ha puesto en marcha la mayor operación de auxilio en tiempos de paz para rescatar a cientos de personas aisladas por las aguas.

A la falta de luz eléctrica en miles de hogares se añadió anoche la falta de agua potable en Gloucestershire después de que las aguas cubrieran una planta potabilizadora y anoche se acabaran las últimas reservas de agua limpia para más de 350.000 personas.

Aunque aún no hay cifras sobre los daños materiales causados por las inundaciones de este fin de semana, éstos podrían estar en línea con los de hace un mes, que costarán a las compañías aseguradoras entre 2.000 y 2.500 millones de libras (de 2.700 a 3.400 millones de euros).

Las inundaciones de este verano se deben a un clima excepcionalmente húmedo, que algunos atribuyen a los vaivenes de la meteorología y otros a los efectos del cambio climático. Pero de lo que no hay duda es de que si la caída de agua no se puede evitar, sí se pueden mitigar sus efectos.

Mientras algunas voces empiezan a pedir que se prohíba construir en valles inundables, el Gobierno respondió que eso es imposible. "Downing Street [la residencia oficial del primer ministro] está en una zona inundable, pero no se inunda porque está protegida por la barrera del Támesis", respondió la ministra de la Vivienda, Yvette Cooper.

Vista aérea de las inundaciones en la ciudad de Tewkesbury, en Gloucestershire, en el centro de Inglaterra.
Vista aérea de las inundaciones en la ciudad de Tewkesbury, en Gloucestershire, en el centro de Inglaterra.REUTERS

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