"Esto es una vergüenza, habría que rebelarse"
Jordi Vives, de 36 años y encargado del aparcamiento ubicado en el paseo de Maragall a la altura de la calle de Sant Antoni Maria Claret, a pocos metros de una de las subestaciones incendiadas, reconocía que lo pasó muy mal durante el apagón, al tenerse que encargar del aparcamiento él solo. "Tuve que abrir y cerrar el acceso manualmente, lo que supuso muchísimo trabajo. Además, tuve que cobrar, y como no había luz no funcionaban la máquinas; no podía recibir tarjetas de crédito, sólo efectivo. También tuve que lidiar con un colapso a eso de las doce del mediodía porque muchos coches querían salir a la vez y, como la Guardia Urbana cerró el paso, tuvieron que esperar a que se les autorizara la salida de uno en uno". Aseguró haber recibido una llamada de advertencia por parte de Fecsa. "Prepárense porque esto va para largo", le dijeron. "No sólo como trabajador, sino como vecino de Barcelona, creo que esto es una vergüenza. No puede ser que porque se incendien uno o dos transformadores, se colapse todo. Habría que rebelarse".
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