Comportarse como un Rothschild
Durante el siglo XIX se convirtieron en los principales financieros europeos, y su nombre es sinónimo de multimillonario
El origen de la familia Rothschild hay que buscarlo al otro lado del Rin. Pero en esos parajes, ya en el siglo XVIII, era peligroso vivir cuando se era judío. Los Rothschild optaron por exiliarse, unos hacia lo que hoy es Austria, otros hacia Francia, unos terceros hacia Reino Unido.
Durante el siglo XIX se convirtieron en los principales financieros privados europeos y su nombre pasó a ser sinónimo de multimillonario. El lenguaje corriente incorporó expresiones "comportarse como un Rothschild" -los dadivosos- o "creerse un Rothschild" -los manirrotos-.
Los hijos de los hijos de los hijos... de aquellos Rothschild siguen manteniendo el espíritu de familia controlando bancos que llevan su nombre, holdings financieros que responden a la prometedora denominación de Concordia o invierten en periódicos -Libération, por ejemplo- o en estupendos viñedos de la zona de Burdeos.
Hasta ahora los Rothschild de Londres, que giraban en torno a sir Evelyn Rothschild, eran mayoritarios. Pero los de París, de la mano de David de Rothschild, han decidido adquirir, por 446 millones de euros, el 50% de Concordia que tenía la familia de sir Evelyn. David tendrá el 25,1%, su primo Eric el 38,4% y los tres hijos de Evelyn conservarán el 36,5%. Ellos han preferido las acciones mientras que su padre reclamaba efectivo.
El resultado del movimiento es una nueva estructura de los intereses Rothschild en la que el holding Concordia pasa a depender, en un 100%, de otro llamado Paris Orleans del que la familia tiene el 51,1% de los derechos de voto.
Eso es importante, pero más significativo es que el activo de los Rothschild, que hasta ahora estaba implicado en un 44% en actividades bancarias, ahora pasará a estarlo en un 70%. ¿Quién las controlará, la Bolsa de París o la de Londres? Aún no hay una decisión tomada.
A lo largo del tiempo, los Rothschild han dejado allí donde han vivido palacios, colecciones de arte y anécdotas como, por ejemplo, la de ese Rothschild que desde el comedor de su mansión divisaba un jardín de simetría perfecto pero un tanto mortecino. Con el objetivo de darle vida contrató a un hombre para que cruzase a remo el estanque que encuadraban los ventanales. Sólo durante las horas de comer. Eso también era comportarse como un Rothschild.
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