Experimentos de una cantautora
La brasileña Adriana Calcanhotto, melancólica y 'punk', actúa en España con Moreno Veloso y sus amigos Domênico y Kassin
Los poetas brasileños Waly Salomão y Antonio Cicero escribieron que lo que torna singular a Calcanhotto es su voluntad y capacidad de mantener la veta experimental, no en lindes alternativas, sino en la corriente principal de la música pop comercial. Sus canciones suenan en las populares telenovelas pese a contener referencias a las artes plásticas, el cine o la literatura.
Ella habla de John Cage, Duchamp, Tàpies, Manuel Bandeira o Gertrude Stein. En 1992 mencionaba a Pedro Almodóvar en una canción. "Entonces él no era tan conocido en Brasil como ahora y muchos me preguntaban: '¿Qué es un Almodóvar?", recuerda.
Adriana Calcanhotto (Porto Alegre, 1965) se confiesa atraída por el punk: "La fantástica idea de 'yo no sé hacer música, pero la hago'. No sabes ni afinar el instrumento, pero eso no te impide tocar". Ahora vuelve en compañía de los jóvenes Moreno Veloso -hijo mayor de Caetano-, Domênico y Kassin, artífices de un elogiado y productivo proyecto mutante. "Nunca hacemos lo mismo. En este espectáculo, por primera vez, estamos sólo nosotros cuatro. Yo ya participé en Domênico+2 y Kassin+2, pero en esas formaciones hay otros músicos. Ahora está todo más concentrado". Se identifica más con ellos que con los músicos de su generación: "Cuando oí el primer disco, Moreno+2, vi que habían realizado mi sueño de música. Un sonido que yo imaginaba, pero al que no sabía cómo llegar".
"Anteayer llamé a Kassin porque quería saber los acordes de una canción suya. Me dice: '¡Sólo hay uno!'. Y yo: '¡Ah!, entonces es eso", dice riendo. "Creo que en mi trabajo hay una búsqueda de la sencillez. No sólo musical. También dentro de las estructuras de los poemas con los que trabajo o las letras que hago. En algunas canciones creo que doy prioridad a la letra. La palabra tiene siempre un gran valor".
Le estimula que la sorprendan. Y sorprender. Adriana Partimpim -"El nombre que yo decía con tres años a las personas que me preguntaban cómo me llamaba"- es el heterónimo usado para un disco infantil. "Para que guste a los niños, necesitas tocar con espontaneidad y alegría. Era estupendo ver sus caritas en la platea. Esa forma de mirar las cosas que tienen los niños como si fuese la primera vez, no deberíamos perderla". El éxito del proyecto en Brasil fue indiscutible: "No eran los padres aburridos aguantando una música que no es para ellos".
En el espacio de su web reservado a su álter ego infantil, Adriana Calcanhotto (o Partimpim) cita al pintor francés Henri Matisse, que opinaba que el éxito es una cárcel y que el artista jamás debe ser prisionero de sí mismo, del estilo o de la reputación. "Los grandes grabadores japoneses cambiaban de nombre. Hokusai tuvo varios. Cuando los códigos y la fama comenzaban a pesarle, cambiaba de nombre. Lo que interesaba no era el nombre, sino el trabajo. Eso me impresionó".
Adriana Calcanhotto actúa esta noche en Madrid (Conde Duque).
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.