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Motril puede vestirse de Segunda División

Un principio de acuerdo establece que la localidad acoja al equipo de fútbol Granada 74

Javier Martín-Arroyo

Érase una vez un equipo de Segunda División a la búsqueda de un estadio. El presidente peregrinaba de ciudad en ciudad para lograr un césped y unas gradas acordes con el nivel de la división de plata. Pues para sorpresa de los aficionados al fútbol, esa fábula ha ocurrido durante la última semana en Granada. El empresario Carlos Marsá adquirió el 100% de las acciones del equipo Ciudad de Murcia con la previsión de trasladarlo a Granada, para convertir al Granada 74 en el buque insignia de una ciudad que disfrutara los domingos de la Segunda División. Pero tras las continuas negativas del alcalde, José Torres Hurtado (PP), Motril tiene ahora todas las papeletas para llevarse el gato al agua.

Marsá ha llegado a un principio de acuerdo con el alcalde popular de la localidad costera, Carlos Rojas, para que el estadio Escribano Castilla acoja al equipo. El acuerdo está aún supeditado a la visita de los técnicos de la Liga de Fútbol Profesional para inspeccionar el estadio, con capacidad para 5.000 espectadores, que deberá aumentar hasta los 7.000 asientos, pero el trato tiene visos de prosperar. "De momento, está todo en el aire. No hay ningún compromiso de ningún tipo y Carlos Marsá tiene libertad para negociar con otras opciones que maneja, como Cartagena o Sevilla", explicó José García Fuentes, teniente alcalde de Motril. Si las negociaciones se cierran, el Granada 74 compartirá césped con el Motril C. F. , que milita en Tercera.

En los planes de Marsá no entraba que el Ayuntamiento de Granada no le permitiera usar el emblemático estadio de Los Cármenes. Y de esta manera, el alcalde José Torres Hurtado (PP) se ha negado a conceder al Granada 74 que pueda compartir el césped municipal con los otros dos clubes, el Granada C. F. y el Granada Atlético. La opinión pública granadina se ha echado encima del alcalde para reclamar explicaciones que justifiquen que la ciudad desperdicie la oportunidad que parece haber retomado Motril.

Tras el principio de acuerdo con la localidad costera, la oposición municipal censuró las negativas de Torres Hurtado. "Si finalmente, sale adelante la opción de Motril, Granada habrá perdido una oportunidad deportiva, social y económica", lamentó el edil socialista Juan López. Lola Ruiz, de Izquierda Unida, se sumó a las críticas. "Me alegro por Motril pero lo siento por Granada. Si hay un equipo de Segunda A, debe jugar en la capital. Es lo lógico", definió.

Por su parte, Marsá se ha resignado a considerar imposible un acuerdo con el Ayuntamiento de la capital. "He asumido que es difícil cambiarlos", definió sobre el alcalde y los concejales que le niegan los permisos. Torres Hurtado adujo un supuesto "acuerdo municipal" que impedía al Granada 74 jugar en el estadio público, pero dicho acuerdo se fraguó en una comida compartida por el alcalde y los concejales de Deportes y Urbanismo, con los presidentes del Granada C. F. y del Granada Atlético, según denunció el PSOE. El portavoz municipal socialista, Javier Torres Vela, ha firmado una petición para que el próximo pleno municipal discuta este asunto, aunque el PP puede negarse a debatirlo. El PSOE entiende que el encuentro gastronómico carece de validez legal y entonces el consistorio no dispondría de ningún instrumento que regulase el uso de Los Cármenes.

La teoría de Marsá para explicar este fenomenal atasco deportivo en Granada es que en la ciudad "manda un promotor inmobiliario". Este empresario es José Julián Romero, presidente del Club Baloncesto Granada y enemigo declarado de Marsá, tras arrebatarle el equipo de baloncesto años atrás. "El alcalde se obstina en proteger intereses que no son de los ciudadanos. No nos merecemos un alcalde y un concejal que nos mientan", censuró Marsá.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

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