Una historia de amistad
Ha fallecido Rodrigo Uría Meruéndano. Todavía bajo el estupor de la noticia, escribo estas líneas para recordar a aquel niño que conocí hace 57 años en casa de sus padres. Allí comenzó una historia de profesores y de abogados, pero sobre todo de pasión por el Derecho y de amistad.
Como profesor suelo entender la escritura como un acto racional. Hoy no puede ser. La pluma se llena de emociones y recuerdos. No es un consuelo, pero la verdad es que en cada esquina del despacho y en cada una de las personas que lo componemos están su espíritu rebelde, su entrega a las causas justas y su devoción por la decencia, que, como tantas veces él nos recordaba, es la manifestación estética de la ética. El despacho es su obra, a la que consagró su vida.
Rodrigo ha sido para todos nosotros un líder pero también un amigo cercano, que siempre sabía decir la palabra oportuna y dar el consejo adecuado. Sus rasgos de firmeza, valentía y honestidad permanecen y permanecerán siempre vivos entre nosotros. Su recuerdo imborrable y el cariño que por él sentimos es su legado.
Aurelio Menéndez es cofundador de Uría Menéndez
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