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Reportaje:

Un mes con mamá, otro con papá

Cientos de miles de hijos de separados se reparten el verano entre los progenitores

Pablo Linde

Un mes entero con su hija. Después de un año de visitas bimensuales, Juan M., un divorciado de Barcelona, vuelve a disfrutar durante todo julio de Laura. Es la situación que viven en estas fechas cientos de miles de menores cuyos padres están separados. Es un verano a dos bandas: una mitad con cada progenitor.

Ya han pasado 15 días. "Volando", en palabras de Juan. Intenta aprovechar cada minuto que comparte con su hija. Durante el resto del año ha tenido que viajar cada dos semanas desde Barcelona hasta Miranda de Ebro (Burgos). Son más de 1.000 kilómetros entre ida y vuelta para ver a Laura, de 7 años. Hasta allí se la llevó hace uno su madre, que tiene la custodia de la pequeña. El verano es prácticamente el único momento en el que Juan puede disfrutar realmente de ella.

Los psicólogos infantiles aconsejan establecer turnos de 15 días con cada uno de los padres

La mayoría de los casos de divorcio no son tan complicados, pero coinciden en algo con el de Juan: la madre tiene la custodia en el 90% de los casos y el verano es el único periodo continuado en el que el padre está con sus hijos.

No hay una cifra oficial sobre cuántos menores están en esta situación, pero la Asociación de Padres de Familia Separados calcula que son más de un millón y medio. Esta cifra se obtiene al cruzar el número de menores que viven en España (7,5 millones) con la tasa media de divorcio de los últimos 18 años (20%). El resultado no es científico, pero puede resultar orientativo.

Para muchas de estas familias, las vacaciones se planifican en función de los turnos de custodia. "Paso muy poco tiempo con el niño; no me puedo permitir el lujo de trabajar cuando está conmigo", cuenta Juan Carlos Navarro, otro divorciado que trata de juntar vacaciones con permisos para estar lo máximo posible junto a su niño de 8 años. En la otra cara de la moneda, la madre suele hacer lo mismo. En verano se acumulan los únicos dos meses en los que Encarna García no necesita niñera. En su mes de vacaciones es ella quien cuida de su hijo de 10 años; el otro es responsabilidad del padre.

La tendencia, sin embargo, es que los hijos no pasen un mes seguido con cada cónyuge, sino dividir las vacaciones en periodos de dos semanas, cuenta Soledad Benítez-Piaya, del despacho Zarraluqui Abogados de Familia. Es también lo que aconsejan los psicólogos. Jesús Ramírez, especialista en psicología infantil, asegura que estos periodos quincenales son más importantes cuanto más pequeños sean los hijos: "No deben perder el contacto con ninguno de los cónyuges; es conveniente establecer un régimen de llamadas cada dos o tres días".

Tanto Ramírez como José Manuel Aguilar, también experto en psicología infantil, aseguran que, en estas condiciones, partir las vacaciones no supone ningún problema para los niños. "Los conflictos son de los padres cuando no se ponen de acuerdo; los chavales de hoy ven como algo natural que sus padres se divorcien y repartir el tiempo entre ambos", coinciden.

Erik, de 15 años, corrobora esta tesis. Desde que tiene 10 años sus padres están separados. Ahora es él quien decide cuándo y con quién se queda, con independencia de los regímenes oficiales. "El único problema es que te tienes que amoldar a las costumbres de uno de ellos cuando pasas todo el año con el otro. Pero eso sólo sucede los primeros días", sentencia.

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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