Bautizo familiar en La Zarzuela
Sofía, segunda hija de los príncipes de Asturias, fue acristianada en una ceremonia a la que asistió toda la familia real. Paloma Rocasolano y Konstantin de Bulgaria fueron los padrinos
Sofía de Borbón y Ortiz, la segunda hija de los príncipes de Asturias, fue bautizada ayer en los jardines del palacio de La Zarzuela en una ceremonia familiar. Entre el centenar de asistentes, los miembros de la familia real, la familia Ortiz-Rocasolano, representantes de las instituciones del Estado, un reducido grupo de amigos y el personal sanitario que asistió a doña Letizia el pasado 29 de abril en la clínica Ruber Internacional de Madrid cuando nació la pequeña, octava nieta de los Reyes de España.
Era la segunda vez que se veía en público a la infanta desde que nació. A punto de cumplir tres meses, Sofía es una niña rubia, de piel clara, ojos azules y, según su madre, "muy despierta". Ayer, la Princesa recurrió a un chupete azul para calmarla en la sesión fotográfica previa al bautizo. Pero ante las cámaras, la protagonista fue de nuevo su hermana Leonor. La hija mayor de los Príncipes es una niña inquieta, que ha ganado confianza al andar y se mueve de un lado a otro por su cuenta hasta que algún mayor la para. Ayer fue la Reina quien la cogió en brazos y le señaló las cámaras para que posara junto al resto de la familia. Lo hizo a regañadientes. No se vio en el grupo a Carla, la hija de Érika la fallecida hermana de la princesa, aunque sí acudió al palacio de La Zarzuela con su padre Antonio Vigo.
Las dos abuelas de la infanta fueron también protagonistas de la ceremonia, ya que a la niña se le impuso en la pila de bautismo el nombre de Sofía, como homenaje particular de los Príncipes a la Reina, y fue amadrinada por Paloma Rocasolano, la otra abuela. Como padrino actuó Konstantin de Bulgaria, hijo de Simeón y amigo de don Felipe.
La pila que se utilizó para la ceremonia fue la de Santo Domingo de Guzmán, una pieza románica del siglo XII que se emplea sólo en los bautizos de príncipes e infantes de España, y en la que fueron bautizados su padre, sus tías y su hermana mayor. La pequeña recibió el sacramento de manos de Antonio María Rouco Varela, cardenal Arzobispo de Madrid, con agua del río Jordán depositada en una concha de cristianar elaborada en plata procedente de la capilla del Palacio Real. Cuando el agua cayó por su cabeza, la niña sólo protestó y agitó sus manos ante la sonrisa de todos. La escena fue fotografiada por doña Sofía.
Sofía también siguió la tradición en su vestido. Lució el faldón que utilizaron su abuelo paterno, don Juan Carlos; su padre, el Príncipe de Asturias; sus tías, las Infantas Elena y Cristina; sus seis primos y su hermana Leonor.
En representación del Gobierno acudieron la vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, -el presidente del Gobierno se encuentra en México de viaje oficial- y el ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo. También estuvieron Manuel Marín, presidente del Congreso de los Diputados; Javier Rojo, presidente del Senado; María Emilia Casas, presidenta del Tribunal Constitucional, y el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz- Gallardón, con su esposa Mar Utrera.
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