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Rajoy quiere una reforma basada en el respeto al maestro y en el mérito

Propone recuperar un examen nacional al final de la primaria, sin que sea una reválida

Carlos E. Cué

Mariano Rajoy quiere parecerse al francés Nicolas Sarkozy, si no por carisma, al menos por ideas. Por eso le sigue en casi todo. Menos en política antiterrorista, ya que el francés señaló en España que la receta es "unidad, unidad y unidad". Rajoy tomó ayer la idea de Sarkozy de que para mejorar en educación hay que recuperar el respeto al maestro y la cultura del esfuerzo y el mérito. Y prometió que el PP recuperará la figura de un examen nacional a todos los alumnos a los 12 y 14 años, pero sin valor académico, esto es, sin que sea una reválida.

En su estilo habitual de cambiar de tercio con frecuencia, Rajoy, muy criticado por centrar el debate del estado de la nación en la política antiterrorista, alterna discursos. Un día se concentra en atacar con dureza al Gobierno y acusarle de traicionar el espíritu de Ermua. Otro habla de impuestos. Y ayer le tocó educación.

Rajoy avanzó algunas líneas de su propuesta educativa -aunque sin concretar nada- en su discurso de clausura del Campus FAES, la fundación que controla José María Aznar, sentado a su lado.

El ex presidente se concentró en sus habituales ataques a la política antiterrorista: "Reclaman silencio para no dar cuentas de que empezaron sus negociaciones secretas con los terroristas a la vez que firmaban el Pacto contra el Terrorismo. Los enemigos de la libertad nos seguirán insultando, pero no nos callarán".

Rajoy, por el contrario, apenas hizo una mención a la "negociación" con ETA, y se concentró en la educación, algo llamativo porque ninguno de los cursos del Campus FAES, que él clausuraba con su discurso, se ha centrado en este asunto. El líder del PP pasó por encima por las cuestiones que han centrado el análisis de FAES y las posiciones neoconservadoras extremas que allí se han expuesto, especialmente en lo que se refiere a la defensa de los valores occidentales y cristianos frente al islam o la inmigración como peligro de colonización cultural por el bajo índice de natalidad de los europeos. Sin embargo, Rajoy avaló expresamente los trabajos de FAES y quiso hacer un reconocimiento especial: "Ha sido y seguirá siendo fundamental para el PP".

El jefe de la oposición recuperó para su propuesta de modelo educativo las coordenadas básicas de la ley de educación que aprobó el PP y derogó el PSOE nada más llegar al Gobierno, por lo que nunca llegó a aplicarse.

Uno de los ejes centrales de esa propuesta consiste en establecer, según las palabras de Rajoy, "una prueba general de aptitud en todos los centros, que será externa y de carácter nacional, siendo sus resultados públicos y otorgándose a los alumnos que hayan obtenido una nota superior al notable un diploma de excelencia educativa. Quiero que estos alumnos sean reconocidos y estimulados con premios que les ayuden a su posterior formación".

Fuentes del PP explicaron más tarde que ese examen no tendría valor académico -esto es, que no es necesario aprobarlo para pasar de curso, y se situaría al final de la primaria y a mitad de la ESO (a los 12 y a los 14 años). El hecho de que no sea obligatorio para pasar de curso permite al PP negar que sea igual que la tradicional y desaparecida reválida.

En coherencia con la ley que aprobó su partido, Rajoy apostó por los llamados itinerarios: que no todos los alumnos sigan el mismo recorrido y algunos, los menos estudiosos, se enfoquen más hacia salidas vinculadas al trabajo. "Una educación uniforme para todos a partir de determinadas edades no es la solución. Hay que ofrecer vías formativas diversas y adaptadas a los intereses y motivaciones de los alumnos".

Rajoy reivindica el respeto a los maestros y el valor del esfuerzo. Aunque no llega al extremo, como Sarkozy, de obligar a los alumnos a levantarse cuando entra el profesor. El líder del PP también reclama que haya consenso en las reformas educativas, pero propone exactamente aquello que ha sido derogado por el PSOE y, por tanto, que los socialistas difícilmente podrán aceptar.

Mariano Rajoy (a la izquierda) y José María Aznar, durante la conferencia de clausura de los cursos de FAES.
Mariano Rajoy (a la izquierda) y José María Aznar, durante la conferencia de clausura de los cursos de FAES.EFE

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