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Reportaje:

Senador jubilado pero activo

García Miralles cumple 65 años y deja la primera línea de la política

Por fin tendrá tiempo para jugar al ajedrez, situarse delante del tablero, observar todas las piezas y calcular la jugada de su rival. Aunque eso es algo que en cierta medida ha practicado sobre el tablero político en los últimos 30 años. Antonio García Miralles (Alicante, 1942), ex presidente de las Cortes Valencianas, senador y dirigente socialista, cumplió ayer 65 años y se jubila. Anuncia que se retira de la actividad parlamentaria y orgánica, convencido de que hay que "dar paso" a otra generación, pero advierte de que no dejará de "luchar" por sus "ideales y defender la libertad".

Abogado laboralista, profesión que ejerció durante diez años, ha ocupado en política multitud de cargos institucionales y orgánicos. Fue consejero preautonómico y encabezó la lista socialista por Alicante en las elecciones legislativas de 1977, 1979 y 1982 y en las autonómicas de 1983, 1987 y 1991. Su testimonio es la crónica de la transición. García Miralles, 13 años presidente de las Cortes y senador autonómico durante tres legislaturas, se jubila, aunque no renuncia "intelectualmente a aspirar al socialismo democrático y al federalismo en las relaciones entre las autonomías", pero lo hará fuera de la lucha política.

"Antes el objetivo era cambiar la sociedad, de la dictadura a la democracia, ahora observo más preocupación por la lucha por el poder del PSPV"
"El posible pacto con los comunistas nos perjudicó, faltó convicción y confiamos más en que perdiera el PP que en ganar nosotros"

Este senador, conversador incansable, y agudo analista político, estima que el PSPV es una federación importante orgánicamente en el PSOE en la que "no ha cuajado nunca la perspectiva nacionalista". Ante el futuro, anima a sus compañeros a lograr una "síntesis entre la experiencia política de los años de gobierno socialista y definir un proyecto para el siglo XXI". El veterano senador recuerda cómo las personas que se acercaban en la transición al PSPV "venían a trabajar porque querían cambiar el sistema [de dictadura a democracia] y establecer un marco de libertades colectivas". Sin embargo, ahora observa entre algunos dirigentes socialistas "más preocupación por la lucha por el poder que por la transformación social", y critica que los mensajes se lancen en función de las fechas electorales. "En el poder debe quedar claro quién transformará más o menos, si la izquierda olvida eso está en peligro porque la derecha ya es un proyecto de reparto del poder puro y duro". Y cita como ejemplo la derecha valenciana, que "da pinceladas populistas, pero es más reaccionaria y menos generosa que la de la UCD". Por eso anima al PSPV a ilusionar a los ciudadanos para que participen "no sólo en un proyecto de poder sino de transformación social".

Además, García Miralles detecta un problema territorial valenciano agudizado por un cierto "renacimiento de la coentor valenciana y del centralismo del Cap i casal" donde la influencia de la Iglesia aumenta cada día, se patrimonializan los medios públicos de comunicación y se pone en peligro la libertad de aquellos que piensan de manera diferente.

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En la conversación surge, como era de esperar, la clave del triunfo del PP en las pasadas elecciones autonómicas. García Miralles hace autocrítica, cree que el posible pacto con los comunistas movilizó a mucha gente que pretende seguir viviendo de la construcción y admite: "Los socialistas nos equivocamos en la articulación, gestión y en el planteamiento del proyecto de sociedad, quizá ha habido falta de convicción y se ha confiado más en que perdiera el otro que en ganar nosotros". En su opinión, la equivocación no ha sido tanto en las ideas como en las fórmulas de trasladarlas. Pero también critica el modelo de partido actual que responde a un cierto "caudillismo" que recela de sus propias estructuras y le falta entusiasmo para vender los logros sociales del Gobierno de Zapatero. García Miralles cree conveniente abrir una reflexión sobre la actual estructura comarcal del PSPV. En una Comunidad en la que la prensa escrita se ha "provincializado, las relaciones se han concentrado en las grandes capitales y la diversificación del mensaje socialista no se ha hecho, es evidente que tenemos un problema organizativo". Miralles afirma que la estructura del PSPV "no es operativa ni efectiva", y singularmente en la provincia de Alicante, "donde no responde ni a la estructura administrativa ni a la de la prensa".

Sus pasiones son, además del ajedrez, la bicicleta, la montaña y su familia, a la que admite que ha tenido un tanto abandonada durante estos años transcurridos entre Valencia, Madrid, Alicante y Castalla, el pueblo de sus padres. Al hacer balance de su trayectoria, personalmente, reconoce que le hubiera gustado estar más tiempo con ellos y que no debería haber aceptado ser presidente de la gestora en Alicante. "Aunque creo que para el PSPV fue bueno", señala. Admite tener una espina clavada en el corazón: que Etelvina Andreu no sea alcaldesa. "Me hubiera gustado ganar en Alicante, teníamos una buena candidata, hizo un gran esfuerzo pero la Ley d'Hont es como es", se lamenta.

Antonio García Miralles resolverá estos días los trámites administrativos de su jubilación, descansará y luego pretende "devolver al PSPV y a los ciudadanos" todo lo que le han dado. La mejor manera, anuncia, será haciendo análisis y reflexiones "sobre lo que pasa y corregir si alguien interpreta" lo que hizo "con ignorancia supina o una parcialidad notable". El veterano político, con memoria y lucidez envidiables, asegura que no piensa "estar quieto". "Ya no me interesan las fechas de las asambleas, pero seguiré diciendo lo pienso", dice. Y lo hará plasmando sobre el papel sus reflexiones.

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