A 100, de noche, borracho y al contrario
Un hombre conduce de Torrejón a Madrid por la A-2 en sentido contrario y se cuela por un túnel
Un vecino de Alcalá de Henares, Titor Mykola, de 42 años, de nacionalidad ucrania, tuvo en jaque durante la madrugada de ayer a la Guardia Civil. Este kamikaze condujo al menos 20 kilómetros en sentido contrario desde Torrejón de Ardoz a la calle de Velázquez (distrito de Salamanca), donde fue interceptado por un coche patrulla de la Policía Municipal.
Visiblemente ebrio, el detenido se negó a declarar y a someterse a la prueba de alcoholemia, según fuentes del caso.
La Policía Municipal paró al conductor atravesando un coche en la calle de Velázquez
Mykola, que se negó a hacer la prueba de alcoholemia, exhalaba un fuerte olor a vino
El vecino de Alcalá conducía un Renault 21 en sentido de entrada a la capital por los carriles que van a Zaragoza. A la 1.55, el teléfono de emergencias 112 recibió una llamada de conductores que iban por la autovía de Barcelona. Contaban que se acababan de cruzar, a la altura del kilómetro 24, con un conductor que iba en dirección contraria. Los operadores alertaron a la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil y a la Policía Local de Torrejón de Ardoz. Otros conductores siguieron llamando a los teléfonos de emergencia conforme el kamikaze avanzaba por la autovía de Barcelona.
A esa hora, los agentes de tráfico estaban haciendo un control en el kilómetro 14 de esa vía, por lo que dos coches salieron de inmediato tras el conductor homicida. El primero encendió los lanzadestellos y las luces azules. Inició su camino por el carril izquierdo hasta ponerse a la altura del conductor homicida, que iba a gran velocidad, según fuentes del caso. El segundo coche iba más retrasado y su función consistió en frenar la circulación para dejar margen de maniobra en caso de que el conductor hiciera alguna maniobra evasiva.
A la misma hora, salieron otros dos coches patrulla de la Guardia Civil de la Unidad Central de Tráfico, con sede en la calle del Príncipe de Vergara, en el distrito de Chamartín. Su función fue exactamente la misma. Pero en este caso, el primer vehículo intentó interceptar y detener a Mykola. Algunos conductores tuvieron que apartarse para no arrollarlo, según fuentes de la Dirección General de Tráfico (DGT).
Todo resultó inútil. El kamikaze mantuvo su actitud y continuó circulando a toda velocidad por el carril izquierdo de entrada a la capital. Y eso, pese a que el coche patrulla que iba en paralelo suyo no hacía más que lanzar destellos y por megafonía le decía que parase lo antes posible.
El conductor avanzaba a toda velocidad. Primero por Torrejón de Ardoz. Después pasó por la cuesta de San Fernando de Henares y el puente sobre el río Jarama. La pronunciada curva que sigue no le arredró y continuó pisando el acelerador. Pasó después junto al aeropuerto de Barajas y la intersección con la M-40.
Los agentes de la Agrupación de Tráfico avisaron a la Policía Municipal de Madrid al ver que el conductor no deponía su veloz huida. Mykola pasó bajo el puente de la calle de Arturo Soria y enfiló la entrada a la capital, tras superar el elevado que pasa sobre la M-30.
Y continuó recto. Su camino natural en ese momento era seguir por el paso inferior de María de Molina. Y lo hizo. La oscuridad de la zona tampoco le hizo frenar. Pero a la salida de este subterráneo de unos dos kilómetros le esperaba una gran sorpresa. La Policía Municipal de Madrid le había atravesado en túnel un coche patrulla de forma que era imposible seguir su errático camino sin empotrarse con el turismo.
Frenó. En ese momento fue arrestado por los policías municipales que pasaron al detenido de inmediato a los guardias civiles. Eran las 2.10. Y habían transcurrido 15 minutos desde el primer aviso.
El equipo de atestados de Buitrago de Lozoya, que estaba libre en ese momento, se hizo cargo de las diligencias. El detenido fue conducido al destacamento de Barajas, donde se le informaron de sus derechos.
"Ha estado muy bruto durante todo el tiempo. No ha querido colaborar y se ha negado a declarar", explicaron fuentes del caso. Mykola exhalaba un fuerte olor a vino. Se negó en todo momento a someterse a la prueba de alcoholemia. También se resistió a facilitar su identidad. Al final, la Guardia Civil pudo saber su nombre y que residía en Alcalá de Henares.
El vehículo fue trasladado a un depósito municipal hasta que pueda ser retirado por un familiar o amigo. A Mykola se le acusa de diversos delitos. Entre ellos, destacan desobediencia, conducción temeraria y contra la seguridad del tráfico. Las penas por estos hechos oscilan entre el año y medio y los seis años de cárcel, según fuentes judiciales.
El detenido fue puesto a disposición judicial cerca de las ocho de la mañana, que ordenó su puesta en libertad con cargos y pendiente de prestar declaración en el juzgado.
Fuentes de la Guardia Civil reconocieron ayer que desconocían exactamente el punto en el que entró Mykola a la A-2. "Puede que llevara más kilómetros y que no lo viera nadie o que realmente entrara poco antes de ser detectado, sobre el kilómetro 25", añadieron fuentes del caso.
Los 20 kilómetros recorridos por el ucranio le convierten en uno de los kamikazes que más kilómetros ha recorrido en sentido contrario en la región. En 1989, un capataz de obras, José Manuel P. A., de 58 años, fue interceptado en febrero de 1989 a la altura del puente de Arturo Soria tras recorrer con su seat 131 más de 60 kilómetros también por la A-2.
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