Riquelme agita los mentideros ante la final de la Copa América
Maracaibo vive la mayor convulsión desde que el navegante Francis Drake se aventuró en el golfo de Venezuela. Los hoteles no dan abasto. El tráfico se atasca. Los habitantes de la ciudad, desacostumbrados a las visitas, se encuentran perplejos ante la avalancha de hinchas que llegan para ver el partido que mañana enfrentará a Argentina y Brasil en la gran final. Los equipos viven a la espera. Combaten el calor en la piscina por la mañana y se entrenan por la tarde. Ayer los argentinos, con el técnico Alfio Basile al frente, se congregaron a la sombra de un mango para tomar mate. Sólo faltó Juan Román Riquelme, que huye del sol como Drácula, mientras decide su futuro.
Si Leo Messi es el jugador del que habla la calle, Riquelme es el hombre que agita los mentideros profesionales. El quisquilloso líder de Argentina es el personaje que suscita más curiosidad en las concentraciones. Los contactos del agente de Riquelme con el Atlético y el Madrid mantienen en alerta a los dos equipos. El jueves, Robinho, la figura de Brasil, declaró que le gustaría tenerlo de compañero: "Es capaz de decidir un partido con sus pases. Ojalá venga al Madrid. Seguro que me daría balones con claridad".
El Atlético es el club que más opciones tiene de contratar al astro argentino. Las negociaciones con el Villarreal están avanzadas. El club del Manzanares acordó pagar unos 10 millones de euros por el traspaso, más otros ocho que le debe el Villarreal al jugador. Sólo falta el visto bueno de Riquelme para cerrar la negociación.
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