Boulez, aclamado en Aix
El Festival de Aix-en-Provence estrena este año nueva etapa con el relevo de Stéphane Lissner por Bernard Foccroulle. La transición se ha producido sin traumas. Las tres grandes líneas de la última década -Barroco, Mozart, música contemporánea- se mantienen. De música antigua la edición de este año se recrea en Monteverdi. Se repone Orfeo -que para algo estamos en el 400º aniversario del estreno-, en la lectura escénico-coreográfica de Trisha Brown, estrenada en La Monnaie de Bruselas, con dirección musical de René Jacobs, y se presenta un espectáculo de madrigales monteverdianos, que es una joyita, con dirección musical de Kenneth Weiss y escénica de Arco Renz, que, curiosamente, también insiste en la danza como estímulo visual. Los solistas vocales e instrumentales proceden de la Academia Europea de La Música, y entre ellos están dos españoles, el contratenor Xavier Sábata y la mezzosoprano Amaya Domínguez.
Las bodas de Fígaro, de Mozart, pasa sin pena ni gloria, con un planteamiento un tanto monótono de Daniel Harding, que también dirige esta ópera en Salzburgo este verano, un reparto vocal que cumple sin entusiasmar y una puesta en escena contenida de Vincent Boussard en la que sobresale el vestuario que ha diseñado Christian Lacroix, capaz de dar un sello de elegancia inaudito al mismísimo personaje de la criada Susanna.
La apoteosis llegó con Boulez y su concierto al frente de la Filarmónica de Berlín, con piezas de Bartók, Schönberg, Webern y Berg. El lujo de esta edición del festival es precisamente tener a esta orquesta de residente por segundo año consecutivo. El director francés, de 82 años, fue aclamado. Su Webern, en especial, fue insuperable, milagroso. Y qué decir de su Berg o de su Bartók. Una conmoción. La música contemporánea vivió también momentos de esplendor con la actuación del Ensemble InterContemporain de París, con su directora, la finlandesa Susana Mälkki, en obras de Berio, Fedele y Francesconi. No lleva un año esta joven mujer al frente de este mítico grupo y se ha ganado la admiración de todos. Con justicia. Su energía está a la par que su transparencia y su alegría de hacer música.
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