Juzgados de ¿familia?
Estas últimas semanas, los medios han sacado a la luz varios conflictos familiares en los que las madres son excusadas por la justicia de los delitos cometidos contra sus hijos. Madres que no entregan a los niños cuando corresponden las visitas de los padres o que los predisponen contra ellos son ahora portada, pero se siguen saliendo con la suya sin que nadie haga nada, pues, por último, "Dios asiste al juez que preserva la familia" y mantiene a la maltratadora con su hija.
En mi caso, hace dos años, y tras haber logrado un acuerdo judicial, mi ex esposa incumplió las órdenes del juez de manera flagrante, negándose a entregar a los niños para que viajaran a verme, cortando nuestras comunicaciones y aterrorizándolos con invenciones sobre mí. Llegó incluso a secuestrarlos durante cinco días y huyó a Francia para evitar cumplir la orden del juez, haciéndoles perder colegio y exámenes y logrando que se perdieran los billetes de avión. No le amedrentaron los requerimientos judiciales ni la visita de la policía a su puesto de trabajo. Y la historia le dio argumentos para no preocuparse: transcurridos dos años y todos sus recursos de amparo perdidos, incluida una sentencia de la Audiencia Provincial "instando" al Juzgado de Familia número 3 de San Sebastián a actuar contra ella por su flagrante desobediencia, nada le ha ocurrido. Como se suele decir, "le salió gratis la jugada".
Me gasté 4.000 euros para intentar que mis hijos pasaran unas vacaciones conmigo en Chile (donde yo vivía entonces), y no lo logré ni recuperé nada de lo gastado. Pero ella presenta una demanda contra mí, exigiéndome el pago de gastos extraordinarios (decididos por ella), y a mí me embargan el sueldo por 1.800 euros.
¿Justicia? Siempre a favor de las madres.
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