Cine (roto) bajo las estrellas

Una pantalla hinchable tapaba anoche la fachada de la sede del Parlamento Europeo, en el número 46 del Paseo de la Castellana. En la plaza que se abre por delante, 400 sillas de madera alojaban a los espectadores. Era la primera cita con el cine europeo de verano, al aire libre y gratis. Pero el primer día, los espectadores no pudieron ver entera La vida de los otros. Poco antes de medianoche, el proyector se rompió. La película se quedó a medias. Los organizadores remitieron a los presentes al viernes que viene, cuando volverán a proyectar el largometraje alemán.

El ciclo ha sido organizado por las instituciones europeas en España. "Tuvimos el propósito de no hablar sólo a golpe de directivas, sino con el lenguaje de la cultura", explicó un portavoz del Parlamento Europeo.

Son seis películas de Francia, Italia, Rumanía, Alemania y España, programadas en los viernes de julio y agosto. El estreno, con La vida de los otros, fue un pequeño éxito: no quedó ni una silla libre, gente sentada en el suelo. Todas las palomitas y botellas de agua regaladas por la organización desaparecieron.

José Antonio del Castillo y su mujer llegaron con una hora de antelación. Con sus 70 años se definieron como "profesionales del cine al aire libre", y de hecho fueron preparados: abanico, agua y gafas. Andrea y Ana Isabel Rubio, dos hermanas de 10 y 12 años, estaban paseando con su madre y el perro cuando se enteraron de que iban a proyectar una película gratis debajo de casa. Ocuparon las dos últimas sillas libres.

Petra y su marido son el núcleo de la empresa que gestiona estas noches. "Hace más de 100 años que mi familia, originaria de Yugoslavia, lleva la magia del cine a los pueblos en verano", aseguró, y añadió que una pantalla hinchable tan grande (14 x 7 metros) es el último "invento de la tecnología cinematográfica". A las 22.30 se apagan las luces. El proyector empieza a emitir su ruido monótono y nostálgico de grillo. La magia empieza. Pero poco antes de la medianoche, el proyector, y la magia, se rompen.