Un último set de 54 juegos
Los brasileños Melo y Sá establecen una nueva marca en un partido de dobles
Andy Roddick terminó con victoria su partido en la pista central, entró en el vestuario, miró a los marcadores que había en los televisores y salió disparado. Iba corriendo para ver un récord. Por poco no se encontró con la pareja de dobles brasileña que componen Marcelo Melo y Andre Sá celebrando su victoria sobre la pista 16. Parecía que hubieran marcado un gol. Se rebozaban en un abrazo interminable sobre el césped. Acababan de cerrar su encuentro con un ace. Y con el saque directo habían logrado el récord que tanto atraía a Roddick: el de más juegos disputados en un quinto set de Wimbledon, que ganaron tras pelear 54 juegos con el australiano Paul Hanley y Kevin Ulyett, de Zimbabue: 7-5, 6-7 (4), 6-4, 6-7 (7) y 28-26. La anterior marca, de 46 juegos, la establecieron Heinz Guenthardt y Balazs Taroczy en 1985, al superar 6-4, 2-6, 6-4, 6-7 (4) y 24-22 a Paul Annacone y Christo van Rensburg. Además, los 102 juegos del duelo de ayer suman la cifra más alta en un partido de dobles (98 hasta ahora).
El encuentro, que empezó el sábado y fue suspendido por la lluvia, duró cinco horas y 58 minutos, con lo que se quedó a 11 de convertirse en el más largo de la historia del torneo. La marca de más juegos disputados en un set, sin embargo, se les quedó a los suramericanos mucho más lejos: en 1968, antes de que se inventara el tie-break, otro partido de dobles necesitó de 62 juegos para decidir el primer set.
"Estábamos bajo una presión severa", dijo Sá tras el duelo, correspondiente a la primera ronda del torneo. "Siempre que servíamos era para seguir vivos. Físicamente no somos malos, aunque mentalmente ha sido duro tener que jugar un partido de dobles durante cinco días. Desde el calentamiento, intentamos mantener la intensidad en el juego", continuó antes de chocar las palmas con su compañero durante la rueda de prensa, cuando les confirmaron que habían batido un récord. "¡28-26! ¡No se ve todos los días!".
La victoria brasileña tuvo un público de excepción para lo que suele ser un partido de dobles. Ahí estaba Roddick. Y ahí estaba Gustavo Kuerten, paisano y triple campeón de Roland Garros. "Su presencia nos ayudó", confirmó Sá.
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