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Reportaje:Tenis | Wimbledon

"Ha sido el partido más duro de mi vida"

Tras cinco días y cuatro horas de juego, Nadal supera a Soderling y arremete contra el sueco por su comportamiento en la pista

El último remiendo llevó la firma de Rafael Nadal. El español ganó ayer (6-4, 6-4, 6-7, 4-6 y 7-5) un partido hecho de parches y retales, el "más duro" de su carrera, lo más parecido a una tortura en el mundo del tenis. Duró cuatro horas y cinco minutos repartidas durante tres días de juego y cinco de espera. Obligó al español y a Robin Soderling, su rival, a entrar ocho veces en la misma pista.

El español sobre su rival: "¿Su actitud? Peor imposible. Es un tío extraño. Lo del culito..."
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Y se cerró ayer en 21 minutos, los que tardó Nadal en aprovechar su sexta bola de partido, la quinta de la jornada, tras pasarse toda la mañana citándose con la derrota, defendiendo como podía su saque y luchando una batalla que tuvo poco de partido y mucho de reto psicológico. Nadal y Soderling se declararon ayer enemistad eterna. "Peor, imposible", dijo el español sobre el comportamiento del sueco. "Debe de estar en su modo quejica. Podría hablar mierda de un montón de gente, pero no lo haré", le contestó el sueco.

La victoria deja a Nadal en octavos de final, donde hoy juega contra el ruso Mikhail Youzhny, que lleva esperándole desde el lunes. Sólo su tenacidad y nervio competitivo explican que el manacorí siga en el torneo. Nadal, que jugó entre el murmullo de los paraguas cuando empezó a chispear, tuvo aplomo y mano izquierda para llevarse un partido al que llegaba con todo en contra: con Soderling yendo de menos a más. Sin poder aprovechar su exuberancia física en un encuentro desgajado minuto a minuto. Frustrado por los parones. Dependiendo de su peor arma, el saque. Y sabiéndose retado en todos los terrenos.

Hubo partido en la cancha, donde Soderling puso veneno, fuerza y convicción. Y hubo partido en las alcantarillas, donde Soderling ridiculizó al español imitando sus gestos, retándole con el puño en alto y despidiéndose con un ligerísimo apretón de manos. Soderling se sintió estafado. Puso todo lo que tenía en el partido. No se llevó nada. Y se encontró con que Nadal, un tenista especializado en aprovechar las esquinas más oscuras del tenis -las esperas, los momentos previos a los saques, la gestión interesada de todos los tiempos del partido-, criticaba su actitud.

"Es un tío extraño. Lo ha demostrado todos los días y durante todo el partido", dijo el español de Soderling tras celebrar su victoria de rodillas sobre el césped. ¿Qué piensa de la actitud del sueco? "Que peor, imposible", contestó. "Me caí cerca de la red y nunca vino a ayudarme o decirme algo. Luego, una bola suya dio en la red y cayó en mi lado. No se disculpó. Tras el partido, sólo me dio la mano a medias", continuó. "Después de cuatro días, no es normal. No es bonito lo que ha hecho, lo del culito... Cada uno hace lo que quiere. Ha sido el partido más duro de mi carrera".

El sueco no replicó. "Me lo guardo para mí mismo. Nunca diría eso de alguien en una rueda de prensa. ¿Por qué debería disculparme [por la bola que golpeó en la cinta] cuando es un momento feliz para mí? Eso es una tontería". ¿Y lo de imitar el gesto con el que Nadal se coloca compulsivamente los pantalones? "Fue una broma", contestó. "Quizás no debí hacerlo. Tuve que esperarle más de 200 veces durante el partido. En cada punto hay que esperarle. Cualquier jugador juega más rápido que él. Es duro. Él me tuvo que esperar una vez. Y en seguida empezó a menear la cabeza".

A Nadal llegar a octavos le ha costado cinco días de partido y un truco con el que encontrarse "un poquito más eléctrico". "Para todo el mundo es malo parar, pero especialmente para jugadores que necesitan coger el ritmo", reflexionó. Y se calló que había retrasado adrede su hora de entrenamiento, que jugaba a las 12 y todavía peloteaba a las 11.30, que se fue a la carrera a la pista porque quería entrar al partido en caliente, sintiéndose fuerte, encendido, potente.

Hoy, frente al ruso Youzhny, en el mismo día en el que el resucitado Juan Carlos Ferrero juega ante el imponente Roger Federer en cuartos, necesitará eso y más. Si gana, a Nadal le espera la cuadratura del círculo: un partido cada día hasta la final. Un calendario complicado "física y mentalmente". Y la lluvia, que ayer obligó a parar la jornada en una ocasión. Nadal sigue en Wimbledon. Y puede que pronto vuelva a vestirse de costurero remendón.

Nadal aplaude al público de Wimbledon tras su victoria sobre Soderling.
Nadal aplaude al público de Wimbledon tras su victoria sobre Soderling.REUTERS

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