"Se veía venir"
Eso dijo el último de los 39 hombres que ha asesinado a su pareja en lo que va de año, dando a entender que era algo inevitable y previsible. Ante esto, una vez más, los colectivos y foros de mujeres niegan que cada asesinato sea presentado como uno más. Un precio que las mujeres deban pagar por su progreso de los últimos años. Pero ¿el hecho de que las víctimas sean mujeres implica que la respuesta deba ser únicamente desde las mujeres? Me temo que empieza a verse como algo natural que sean estos colectivos los únicos que respondan al problema. ¿Estamos los hombres dejando en manos de las mujeres la contestación de un problema del que son las principales víctimas? ¿Dónde estamos los hombres? La violencia de género es una falta seria de igualdad, de democracia, una violación flagrante de los Derechos Humanos, ante la cual no debieran sólo contestar los colectivos feministas. Urge verbalizar que es un problema de todos, una grieta social entre tanto bienestar aparente. Es momento para que los hombres, junto a las mujeres y aprendiendo de ellas, denunciemos desde la raíz que el origen de tantas muertes está en un machismo muy arraigado y consentido, que puede cambiar. Es lógico que las mujeres dieran el primer paso. Era la única solución. Pero también es momento de plantear el papel que podemos jugar los hombres en erradicar muchos comportamientos de otros hombres. Y los hombres de la iglesia: ¿por qué no son tan vehementes con la violencia de género como en otros temas? Hombres y mujeres son necesarios para la solución a largo plazo, se veía venir.
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