Vigo consolida su festival de jazz
Éxito de público en un 'Imaxina Son' renovado y de cartel ecléctico
Dijo el batería y percusionista Carlos González, Sir Charles, en su concierto el pasado sábado, que "el Imaxina Sons es una oportunidad para los proyectos europeos, porque se distingue de esa multitud de festivales que sólo se ocupan de los americanos que llenan los circuitos". Con su agradecimiento personal, Sir Charles definió el punto de partida del festival de jazz de Vigo, que ha logrado atraer al público hacia un cartel sembrado de auténticos desconocidos para la mayoría, aunque para los amantes del jazz sean casi objeto de veneración.
La conquista del público se ha conseguido en Vigo llevando la música por muchos rincones de la ciudad hasta ayer, con el concierto de clausura de la Imaxina Jazz Orquestra. Pasacalles a diario, conferencias, conciertos gratuitos en el conservatorio y en la praza do Rei, noches animadas en los clubes con bandas gallegas y precios muy asequibles en las actuaciones de pago e incluso en las entradas para degustar los platos fuertes en el teatro del Centro Cultural Caixanova.
La curiosidad ha llevado a no pocos a llenar las 500 sillas disponibles en la praza do Rei. Ese fue, precisamente, otro de los aciertos de esta edición, el cambio por la explanada del Ayuntamiento de la praza da Estrela, donde los conciertos estaban seriamente amenazados por el botellón. Y hasta permitió a la organización hallar una solución inmediata para afrontar la lluvia del sábado pasado, que fue la de trasladar la actuación del trompetista italiano Pino Minafra y su agrupación Sud Ensemble al cobijo del Auditorio Municipal, en la misma plaza del Ayuntamiento.
"Nos llegan propuestas de todas partes, la prensa especializada y extranjera habla de Vigo y nos visitan de otros festivales", indica el responsable de comunicación del Imaxina Sons, Juan Manuel López Mourelle. "Hasta crece el interés de los músicos por las clases magistrales porque han podido comprobar que aquí se trabaja de verdad". En esta ocasión estuvieron a cargo del contrabajista franco-español Renaud García-Fons, el acordeonista Jean Louis Matinier y el saxofonista israelí Gilad Atzmon. Atzmon, quien vive en Londres en protesta por la actuación del Gobierno de su país en Palestina, dio un concierto intenso en el que no dejó de poner de manifiesto su compromiso con la situación política de Oriente Medio. Su fusión de elementos judíos y árabes resumió sus ahnelos.
Hubo ovación para el veterano contrabajista Henri Texier, que después de haber tocado con algunas de las más grandes figuras del jazz, ha bautizado a su última banda como Strada Sextet. Un anticipo de los kilómetros que aún piensa recorrer con sus melodías, que ya fueron requeridas por el cineasta Bertrand Tavernier para su película Holy Lola (2004) y de las que dejó muestra en Vigo.
En este menú ecléctico hubo sitio para el discurso renovado de John Surman, la vanguardia del portugués Carlos Bica y las atractivas propuestas de SOS Trío y del compostelano Xacobe Martínez Antelo al frente de su quinteto, junto a las búsquedas sonoras de Chefa Alonso y la suma de trompetas étnicas y occidentales con bases electrónicas de Markus Breuss.
El acordeonista sardo Antonello Salis fue la única baja en un esquema que concentró más conciertos en menos días que en ediciones precedentes, y que se abrió con Jan Garbarek. Después vino un cuerpo central con mesas redondas y conciertos de carácter más íntimo, y hasta cinco actuaciones diarias en el broche final de jueves a domingo. Funcionó la fórmula y la organización está dispuesta a repetirla. A falta de reunirse con el nuevo concejal de cultura vigués, el Imaxina Sons piensa ya en el futuro.
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