El Ayuntamiento privatiza espacios de aparcamiento
Hay varios distritos de la ciudad en los que se reserva espacio en la calle para que aparquen empleados municipales. Es fácil verlos: en los coches, perfectamente privados, se puede apreciar un distintivo en cartoncillo con el escudo municipal y la leyenda del distrito. No todos lo hacen. Por ejemplo, no hay cartoncillos en Sants, Gràcia, Sarrià, Eixample ni Ciutat Vella. Quizá porque tampoco hay sitio, pero en principio es preferible creer que sus responsables han optado por la política pública del gobierno municipal: incentivar el uso del transporte público y reducir al máximo el uso del coche privado.
Todos los distritos que conceden permisos de aparcamiento a algunos de sus empleados aseguran que el coche es necesario. En un caso, la portavoz adujo, incluso, que algunos funcionarios vivían fuera de Barcelona. Aunque no parece que sea práctica municipal facilitar aparcamiento a cualquier hijo de vecino que se halle en esta situación (salvo que sea empleado del Ayuntamiento). En otro caso se argumentó que se trataba de una medida de seguridad ya que así no se ponían coches bomba. ¡Como si no fuera más fácil poner un artefacto explosivo bajo un coche aparcado que en un lugar despejado! En varios casos se ha razonado que los técnicos municipales necesitan el coche para desplazarse por razones urgentes sin luego poder citar casos en los que se justifique esa urgencia. En todos los casos que se han citado, la urgencia del desplazamiento parece más bien fruto de la falta de previsión que de otra cosa.
El resultado real es que algunos empleados municipales tienen privilegios (aparcamiento reservado en un espacio tan público como la calle) que no parece tener el resto de ciudadanos. Y lo que es más grave: esta práctica contradice la política de movilidad que pregona el Ayuntamiento de Barcelona.
El distrito más permisivo ha resultado ser el de Les Corts. Tal es la permisividad (la tolerancia es otra cosa muy diferente) que el guardia urbano que se supone que vigila la puerta del edificio del distrito consiente que haya vehículos estacionados en plazas reservadas para minusválidos. Y se enfada si alguien le dice que los minusválidos deberían merecer mayor consideración.
Pero hay también, sin llegar a esos extremos, plazas reservadas para empleados municipales en Sant Andreu, Sant Martí y Horta. Plazas para empleados, no para el concejal o el gerente. Es decir, para coches privados.
Esta sección se despide por vacaciones (no por falta de material). De todas formas, se pueden seguir enviando las quejas sobre empresas y administraciones públicas a catalunya@elpais a la atención de Francesc Arroyo.
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