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Reportaje:Tenis | Wimbledon

Nadal, al ataque en 'la catedral'

El español adapta su juego a la hierba inspirado por la pista central londinense

Un terremoto sacudió el mundo del tenis cuando Vincent Spadea, número 66 del mundo, publicó Break Point, el diario secreto de un tenista profesional. El libro, una mirada indiscreta a los vestuarios más prestigiosos, recogía escenas incómodas para James Blake, Roddick y otros tenistas de postín. Peleas en los baños. Insultos. Trampitas en los partidos. El diario del estadounidense, sin embargo, no dedica ni un capítulo al día en que su autor recorrió un pasillo lleno de copas de plata junto a Rafael Nadal, vencedor ayer del austriaco Warner Eschauer (6-2, 6-4 y 6-1).

Fue en 2005. Primera ronda de Wimbledon. Partido en la central. Nadal debutaba en la pista más importante del tenis de hierba. Desde ese día la distingue como "la catedral". El español avanzó por el pasillo que separa el vestuario de la pista mientras observaba las fotografías de los campeones. Luego bajó la escalera que lleva a la central y vio los viejos trofeos de plata que la decoran. Y, caminando hombro con hombro con Spadea, su rival, descubrió de reojo el salón de los socios del club. "Impresionante", recuerda; "hay guardias de la marina abriéndote la puerta. Es especial, me encanta. Es bonito y lujoso. Las puertas son blancas y parece que entres a un sitio importante de verdad". Desde entonces, Wimbledon forma parte de su mitología personal.

"Es un torneo al que a veces en España le hemos quitado valor porque no hemos tenido buenos resultados", reflexiona. "Es el torneo más clásico del mundo", insiste. La hierba siempre fue un martirio para los españoles. Un mes vacío en el calendario. Ahora, no. Ahora sopla el viento de Londres, se empapa el césped de Wimbledon y ningún español piensa en irse a casa. No lo hace Feliciano López, que ayer se mojó la cara "con agua bendita" y acabó pidiendo perdón a la grada por vencer a Tim Henman, el último británico (7-5, 7-5, 3-6, 2-6 y 6-1). Y no lo hace Nadal, que en la hierba se siente un jugador liberado.

"El cambio de superficie es refrescante", cuenta. "Cambia completamente la forma de juego. Me gusta. Es una sensación diferente. Me ayuda a no seguir fatigado mentalmente". En Wimbledon, reunidos en la casa que comparten con López, los Nadal han elaborado un plan para asaltar el reino de Federer, vencedor ayer de Del Potro (6-2, 7-5 y 6-1).

"Lo que hablo estos días con Rafa es que debería cambiar la concepción de adónde tira las pelotas", explica Toni, su tío y entrenador. "Hay que vivir con el problema de la adaptación. En tierra puedes repetir tres veces sobre el revés, aquí te conviene que el contrario se mueva. Los puntos duran cuatro o cinco pelotazos, no 10 o 12 como en tierra", continúa. "Hay que intentar construir la jugada un poco antes. Y en eso tiene el hándicap del saque, que debe mejorar". La sintonía con su sobrino es total: "Aquí no me puedo permitir tantas bolas de transición como en tierra. Es importante atacar".

Nadal dejó un aviso para navegantes nada más perder ante Federer la final de Wimbledon de 2006. "Ahora conozco más los movimientos y la estrategia sobre hierba, la manera de servir y de jugar más agresivo". Ayer, aplicando esa receta, venció a Eschauer. Ocurrió en la central. En la catedral. Nadal quiere volver a ver un pasillo.

Otros resultados: 2ª ronda: Hombres: P-H. Mathieu (Fra.)-D.Ferrer, 6-3, 6-4 y 6-3. W. Arthurs (Aust.)-T. Robredo, 6-3, 7-6 (7/5) y 6-3. J. C. Ferrero-G. Muller (Lux.), 6-4, 6-4, 6-7 (2/7) y 7-6 (10/8). Mujeres: V. Ruano-T. Perebiynis (Ucr.), 7-5 y 6-2.

Canal + Deportes: a partir de las 13.00.

Rafael Nadal devuelve una bola en su partido contra el austriaco Eschauer.
Rafael Nadal devuelve una bola en su partido contra el austriaco Eschauer.EFE

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