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Reportaje:APUNTES

Abra usted su cátedra

Las empresas multiplican el patrocinio de unidades académicas

Ignacio Zafra

Harvard recauda cerca de 450 millones de euros al año en donaciones privadas. Los regalitos representan una parte menor de sus fondos: el gigante entre los gigantes estadounidenses manejaba unos 18.900 millones de euros en 2005.

Europa es otra cosa. En Estados Unidos no es raro que un ex alumno done una fortuna a su antiguo campus y que la universidad, a cambio, le ponga su nombre a la nueva biblioteca. A este lado del Atlántico las familias no suelen tener que endeudarse para que sus hijos vayan a la facultad y las inversiones privadas en el sistema resultan en comparación anecdóticas.

Las empresas ganan en imagen y las facultades recursos y contacto "con la realidad"

Los volúmenes pertenecen a planetas distintos. Pero también aquí los campus han apostado por aumentar la relación con el sector privado. El lunes, Emilio Botín, presidente del Grupo Santander, seguramente el mayor mecenas académico de España, creó con el rector Francisco Tomás la nueva cátedra de Finanzas Internacionales de la Universitat de València. Y Juan Juliá, rector de la Politécnica, planea que cada escuela establezca al menos una cátedra empresarial. La última, el miércoles, con la compañía valenciana Dimensión Informática, y van casi 30.

El modelo de la cátedra empresarial se extiende como un reguero de pólvora. ¿Qué ganan las universidades y qué ganan las empresas? "Puede haber también una cuestión de imagen", comentan desde la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE), "y eso es importante porque cada vez parece más claro que la reputación será clave para estar en el mercado. Y seguro que hay cátedras que están haciendo investigación aplicada que será muy útil para las compañías. Pero creo de verdad que los empresarios tienen la voluntad de devolver a la sociedad un poco de lo que les ha dado. Estamos convencidos de que los dos mundos deben estar interconectados porque ellos tienen el conocimiento que necesitamos para innovar y para avanzar".

AVE y el Instituto de Empresa Familiar abrieron el año pasado una cátedra en la Universitat de València. Y hay una compañía, Air Nostrum, que ha creado dos. Una en ese mismo campus y otra en la Politécnica. La primera trabaja sobre la calidad del servicio. La segunda, apoyada en la nueva titulación, sobre Ingeniería Aeronáutica. "A la universidad le proporcionamos el aspecto práctico, que los estudiantes puedan comprobar el funcionamiento real de una empresa de boca de los empresarios", dice un portavoz de la compañía aérea. "Y nosotros ganamos la distancia que tiene la universidad al hacer las cosas. Una perspectiva diferente de la del día a día. A veces lees un informe sobre un aspecto del servicio y piensas: 'pero qué razón tienen'. La cátedra de aeronáutica da a los alumnos una oportunidad magnífica de ir a un hangar y ver una sección de ala, las cosas que han estado estudiando en clase. Y a nosotros nos permite saber quiénes serán los mejores ingenieros aeronáuticos...".

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Enrique Binyé, vicerrector de la Universitat, añade: "Es verdad que siempre ha habido convenios, colaboraciones. Pero la cátedra te da una perspectiva mayor, porque no abarca sólo investigación, sino también divulgación y docencia. Y tiene un recorrido más largo".

Una de las más antiguas es la Cátedra Blanca que la Politécnica creó con Cemex, la empresa de capital mexicano que ocupa el primer puesto mundial de las cementeras. "El beneficio más evidente", admite Vicente Mas, su director, "es la aportación económica. El presupuesto de la universidad cubre la actividad normal. Cualquier otra aportación supone poder hacer más actividades".

La Cátedra Blanca ha llevado al campus de Vera a muchos arquitectos especializados en diseños con hormigón blanco para dar conferencias y participar en seminarios intensivos con alumnos. Ha sufragado las visitas de estudiantes y profesores a edificios de toda a España. Y lo ha hecho con un presupuesto de 60.000 euros al año. Una cifra ni alta ni baja para este tipo de cátedras, que parece más bien humilde pero que multiplicada por los siete años que lleva abierta lo parece menos. Y que se suma, señala Mas, a la estructura del campus: "Si para hacer el congreso tuviéramos que alquilar un lugar, sería otra cosa, pero partimos de la infraestructura de la universidad".

Dice Tomás González, director de la cátedra de Empresa Familiar -en la que además de los citados participan Porcelanosa y Broseta Abogados- que potencian los equipos interdisciplinares. Un asunto complicado dada la estructura de departamentos y facultades. Su cátedra prepara un estudio económico, jurídico y psicológico sobre la empresa familiar, la más numerosa y la que más empleo genera en el territorio valenciano.

La inversión no resiste la comparación con Estados Unidos. Pero un portavoz de AVE apunta: "Tengo la impresión de que el modelo americano irá imponiéndose porque ha demostrado que funciona. Cuanto más eficientes sean las universidades y cuanta más investigación aplicada haga, más irá creciendo la inversión de las empresas". Y su contraparte académica, Tomás González dice que la virtud se encuentra a medio camino entre los dos modelos. "Lo importante es que seamos capaces de ir buscando una parte significativa de nuestros ingresos dando servicio a la sociedad. Y que nos acostumbremos a que la sociedad nos pida responsabilidades sobre la eficacia de lo que hacemos".

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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