Henry llamó a la puerta del Barça

El teléfono de Ferran Soriano, vicepresidente del Barcelona, recibió una llamada durante una tarde de abril. Era Darren Dein, hijo del ex director general del Arsenal y asesor personal del mayor goleador en la historia de los gunners, el francés Thierry Henry. "¿Seguís interesados en Henry? Creo que habría alguna posibilidad...", espetó.

"No viene a ganar dinero", recordó Soriano, "y su coste [24 millones] es fácil de amortizar"

Soriano llamó a Txiki Begiristain y al director deportivo barcelonista se le iluminó el cielo. Por aquellas fechas, Ronaldinho había desaparecido y Eto'o acababa de prender fuego al vestuario con una declaración de guerra en Vilafranca. Dos viajes a Londres, uno a Atenas, cientos de llamadas telefónicas y un cruce ingente de correos electrónicos terminaron ayer con Henry vestido de azulgrana en el Camp Nou.

"Lo recuerdo perfectamente. Hará unos dos meses, antes de empezar una comisión delegada, se me acercó Soriano y me comunicó que se había abierto otra vez la puerta", recordaba ayer, en las escaleras del túnel de vestuarios, Joan Laporta, exultante como pocos días se le ha visto. "No fueron fáciles las negociaciones", aseguró Soriano, que, como Begiristain, recibió el reconocimiento de Laporta al señalarles como artífices de una operación "que exigía estar muy fino", según el presidente. Una contratación que viene a significar un punto de inflexión en la historia del circulo virtuoso que echó a rodar hace cuatro años con la llegada de Ronaldinho.

"Las negociaciones se habrán roto en este tiempo no menos de 15 veces", confesó ayer el vicepresidente económico, que durante los últimos meses ha hablado casi a diario con Ken Friar, el hombre que negoció en nombre de los gunners. "El interés del jugador, un tipo con el que vale la pena tomarse un café", según Soriano, "hizo el resto". "De engatusar a Henry se encargo Txiki", recordaba ayer un directivo del club, consciente de que la figura del secretario técnico ha sido "determinante" en la operación. "El lenguaje de Txiki terminó con cualquier duda que tuviera Henry", dijo el presidente. Al fin, el jueves pasado, a las once de la noche, se recibió un fax en el despacho de Soriano dando el OK al acuerdo.

Soriano viajó a Londres al día siguiente, el viernes pasado, y en un hotel se firmaron los papeles. "El contrato es estándar. No hay nada raro. Tiene las mismas cláusulas que el de la mayoria de los jugadores", explicaron desde el club. En esos documentos se especifica que los derechos de imagen individuales se los queda el francés y el resto -cualquier cosa que tenga que ver con el Barça- el club, que pagará 24 millones al Arsenal y un millón más en caso de ganar la Liga.

Por el camino, dos momentos clave: una reunión en Atenas, en la que Begiristain habló con el técnico del Arsenal, Arsène Wenger, el 23 de mayo, el día antes de la final de la Copa de Europa entre el Milan y el Liverpool, para hacerle saber del interés del Barcelona por recuperar el hilo de las negociaciones donde se quedaron un año antes, en la final de París, y siete dias después otra en la casa del entrenador en Totteridge, al norte de Londres, a la que asistieron Soriano y Txiki, por parte azulgrana, y Wenger y Friar, del lado londinense.

La negociación con Henry fue bastante más fácil. Ya conocía la oferta económica desde un año antes, sólo que el Barça, en vez de cinco, le ofrecía cuatro de contrato. Ninguna pega. "Henry no viene a ganar dinero", recordó ayer Soriano, "y el coste de 24 millones es fácil de amortizar". "Sólo con esto", dijo, señalando a la grada del Camp Nou, con 30.000 seguidores, "ya está amortizado". Cerca, Begiristain parecía serio. "La alegría va por dentro", confesó; "después de lo que pasó el año pasado me juré que hasta que le viera vestido de azulgrana no me lo creería".

El deseo se hizo realidad. Tití ya es azulgrana.