El alumno aventajado
Joan Plaza ha sabido ganarse en las altas esferas del club madridista la autonomía necesaria y ha devuelto al equipo el carácter perdido
Cuando, a comienzos de la temporada, el Real Madrid designó a su nuevo entrenador tras la marcha del club de Bozidar Maljkovic, una pregunta se repetía entre los aficionados: "¿Quién es Joan Plaza?". La negativa a sentarse en el banquillo de técnicos contrastados como Aíto García Reneses o el croata Jasmin Repesa sumió en cierto desconcierto a la entidad. La directiva decidió apostar entonces por no buscar lejos lo que tenía al alcance de la mano y apostó por un hombre de la casa: el segundo entrenador. Plaza, barcelonés de 43 años, era un neófito y un absoluto desconocido para el gran público. Sin embargo, tenía excelentes credenciales y una impecable trayectoria como segundo de algunos de los técnicos más ilustres del baloncesto español. De la mano de esos grandes maestros se forjó un entrenador que ha devenido en alumno aventajado y ha devuelto al equipo madridista el carácter y la personalidad que echaba en falta desde hacía ya demasiado tiempo.
Plaza comenzó su periplo como entrenador desde abajo, en pequeños clubes como el Betsaida y el Sant Adriá. De ellos pasó al Joventut, en el que se hizo cargo de las categorías inferiores. En La Penya fue segundo entrenador de Manel Comas y del propio Aíto, experiencias que le sirvieron para irse fogeando en la ACB, la máxima categoría, de la mano de ilustres veteranos con dos de los currículos más granados.
Por fin, hace dos temporadas, Plaza aterrizó en el Madrid, en el que se encontró con Maljikovic, del que dice haber aprendido que la exigencia y el trabajo es el leit motiv de un deporte por el que reconoce sentir una desbordante pasión.
Con semejante bagaje y siendo además un hombre de la casa, que conocía los entresijos de una entidad tan inestable en los último años como la blanca, Alberto Herreros y Antonio Martín, los máximos responsables de la sección, se erigieron en sus principales valedores. Y Plaza no les ha fallado.
El día de su presentación, el técnico se mostraba sorprendentemente confiado sobre cómo debía afrontar la tarea que tenía por delante. Su condición de novato al frente de un banquillo de la ACB no parecía importunarle. "Sé que me medirán de forma diferente porque no tengo reputación. Pero otros con más nombre han fallado porque no se han identificado", dijo entonces. No tardó en despejar los recelos. El comienzo de su equipo fue fulgurante, con trece victorias seguidas y un juego que enamoraba.
Pero, además del juego, la aportación de este catalán al Madrid ha sido devolver el baloncesto al primer plano de la entidad. Y ha sabido ganarse la independencia y la autonomía de la que ahora disfruta con una plantilla de la que dice que "rebosa coherencia y calidad humana". Plaza ha dado al vestuario una fortaleza que resulta impermeable incluso a posibles injerencias de las altas esferas del club. Se ha creado un bloque, un núcleo duro en el que sólo habla de baloncesto quien sabe de baloncesto. El equipo, los técnicos y los responsables deportivos de la sección responden de los resultados. Con la Copa ULEB y la Liga en el bolsillo, el alumno ha superado con nota el curso.
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