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Reportaje:

Privilegios palaciegos

700 niños de primaria visitan estancias privadas del Palacio Real por un acuerdo de Patrimonio Nacional y la Fundación Arte Viva

Elisa Silió

-¿Cómo pintaron los frescos del techo?

-Los hicieron abajo y luego los subieron.

-¡No! Si fue hace 250 años se colgaron de unas cuerdas del techo y pintaron.

-¡Como Tarzán!

-¡No! Se subieron a un chisme de ésos.

-¿A un andamio? Sí, y pintaron con la luz de las velas.

Esta singular conversación se estableció el

pasado miércoles bajo el fresco Apolo y Minerva premiando a los talentos, de Antonio González Velázquez, en el Palacio Real. La que preguntó y concluyó fue Bettina Ingham, educadora de la Fundación Arte Viva, y los que buscaban una explicación, cuatro participativos alumnos de 6º de primaria -12 años- del Colegio Público San Bartolomé. El centro pertenece a Fresnadilla de la Oliva, localidad de la Sierra Este de Madrid de 1.100 vecinos, en gran parte provenientes de Europa del Este, Rumania, Marruecos o Suramérica. Como botón de muestra, la variedad étnica de su comunidad escolar.

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Pero no es una visita cualquiera. Gracias a un acuerdo de Patrimonio Nacional y esta fundación, 700 niños de nueve escuelas de la Comunidad -de un total de 1.500 alumnos de 14 centros- han podido tener acceso a zonas vetadas al público dentro del programa Didáctica del arte y del patrimonio. Los museos Reina Sofía y Thyssen-Bornemisza les han recibido también y la fundación negocia con cuatro museos más con vistas al próximo año.

"Solicitaron el proyecto más de 100 colegios e hicimos la selección de centros con la Consejería de Educación siguiendo varios parámetros prioritarios: número de becas de comedor y de libros, una alta tasa de inmigrantes...", explica Magalí Pasero, directora de programas educativos de Arte Viva.

"Mirad bien, que, a no ser que seáis presidentes o ministros, no volveréis a pasar por aquí. Por donde camináis estuvo ayer el rey de Arabia Saudí", les dice la profesora Ruth Pérez a los

privilegiados de 11 años antes de iniciar su recorrido por los salones de armas, de embajadores, de grandes o de espejos, el tranvía oficial o el comedor de diario.

Los niños, ensimismados, no se pierden ni una frase de su profe durante una hora. Tienen prohibido tocar los muebles, armaduras, fotografías o relojes que llaman su atención, pero sí permitido que se sienten, alguno incluso se acuesta, en el suelo tapizado.

-¿Cómo metieron estas alfombras que recubren todo el suelo?

-Enrolladas.

-No, no cabrían por las puertas. Hicieron las alfombras en la Fábrica de Tapices de Madrid en trozos y los cosieron luego dentro de las salas.

La didáctica del tour se apoya en Pensamiento visual, la metodología desarrollada por el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA) hace 10 años y que han adaptado a la enseñanza española. Y, como demuestran las preguntas formuladas, la intención no es soltar a los estudiantes un rosario de nombres de reyes y de personajes mitológicos, sino que aprendan a disfrutar el arte y se expresen.

Un método que pretenden exportar a otras disciplinas, como la literatura o las matemáticas, y que aprendieron el pasado septiembre 65 profesores para explicarlo luego a sus alumnos en nueve sesiones.

"¿Por qué cuelgan las lámparas de una soga?", se pregunta uno. "Porque el palacio es 10 veces más resistente que nuestras casas", le explica otro avispado de 11 años.

Cuentan que ante la escalera que conduce a los cuadros de Isabel II otro día un niño exclamó: ¡Es igual que la del colegio de Harry Potter! El cine puede con todo.

Los niños del colegio San Bartolomé en el Palacio Real.
Los niños del colegio San Bartolomé en el Palacio Real.LUIS MAGÁN

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Sobre la firma

Elisa Silió
Es redactora especializada en educación desde 2013, y en los últimos tiempos se ha centrado en temas universitarios. Antes dedicó su tiempo a la información cultural en Babelia, con foco especial en la literatura infantil.

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