Más emoción para Basurko
El navegante de Portugalete responde a las preguntas de escolares de cinco años del colegio Andra Mari de Getxo sobre la regata Velux
Le han seguido desde que salió de puerto el 22 de octubre de 2006 durante los 158 días, 18 horas y 25 minutos que ha durado su participación en la Regata Velux 5 Océanos, la vuelta al mundo en solitario con escalas, que finalizó en Getxo y en la que logró la tercera posición. El periplo de Unai Basurko (Portugalete, 1973) ha servido de impulso para la imaginación y de fuente de conocimientos para los alumnos de cinco años del colegio Andra Mari de Getxo. Basurko se ha convertido en su héroe, salvando tormentas y dejando atrás monstruos marinos como los tiburones. Un entusiasmo infantil que también ha contagiado a sus familias. A primeros de mayo casi todos los padres de esos escolares recibían a Basurko en el puerto de Getxo.
La carrera ha servido para trabajar materias curriculares, pero también en valores
"La vela no es elitista: hay un barco para cada presupuesto", afirma Unai Basurko
Ayer, esos niños y niñas, expertos en la Velux y en Basurko, tuvieron una gran sorpresa. Su héroe de papel y de televisión, existía de verdad, en carne y hueso. Unai Basurko acudió al centro vizcaíno a charlar con los pequeños y responder a sus preguntas. No contaba el curtido navegante con los dibujos infantiles representándole a él en su barco, el Pakea, colgados en el pasillo. Se emocionó. Tampoco había previsto que las dos aulas que han participado en el proyecto estuvieran decoradas con paneles de distintas fases de su gesta. Se emocionó de nuevo. Pero los rostros espectantes, las preguntas curiosas y los besos al aire para despedirle ("agur, Unai, agur") le terminaron de llegar al corazón.
Desde que llegó en tercer lugar completando la Velux, Basurko no ha dejado de dar charlas y conferencias, de asistir a actos. Ninguno como el de ayer. Un público de cinco años es mucho público. "Hoy he venido a contestar a sus preguntas, y me han sorprendido. Su imaginación no tiene límites", confiesa Basurkop. "Les gusta mucho el Pakea y hacen muchas preguntas sobre él. Pero lo que más, los animales, las ballenas, los tiburones. Hemos estado un buen rato charlando sobre que me tuviera que comer un pez volador", explica el navegante.
Para ellos ha sido el colofón de una gran experiencia. Para sus andereños también. Cuando todo comenzó ni se imaginaban que tomaría la dimensión que ha tomado, ni que el propio Basurko se sentaría en una de las mini -sillas del aula a la altura de los ojos extasiados de los niños y niñas de cinco años. Tanto que, tras la charla sólo podían decir: "Bien, bien. Me ha gustado mucho, mucho. Yo voy a navegar de mayor". Pocas frases más.
María José Pedrayes y Lourdes Isasi son las dos profesoras que han sabido canalizar una inquietud que se generó al mismo tiempo en cada una de sus aulas. "Para practicar el euskera hacemos un corro y hablamos de las cosas que les pasan a los alumnos, de lo que les interesa. El día que empezó la carrera, tanto en mi aula como en la María José, hablaron de ello. Lo comentamos entre nosotras y decidimos seguir la carrera de Unai Basurko, sin saber lo que podía dar de sí", explica Isasi.
Poco a poco, etapa a etapa, la Velux del colegio Andra Mari fue creciendo. "Los críos estaban cada vez más involucrados, trayendo recortes de prensa de casa. Empezamos a dedicarle más tiempo", narra Isasi. Sin perder de vista que existe un curriculo que completar en el curso, incorporaron a la regata los temas curriculares. Fueron utilizando lo que la navegación les proporcionaba en cada ocasión para enseñar los objetivos del curso. "Con la clasificación, por ejemplo, hemos trabajado las matemáticas; con los nombres de los navegantes y sus barcos, el lenguaje; y, claro, el mar para naturales", comenta Isasi. Aún más, con el esfuerzo de los navegantes y su afán de superación han trabajado en valores. "El rescate de los británicos Alex Thompson y Mike Golding [dos tensas horas en el sur de Suráfrica] lo vivieron con una intensidad terrible y nos sirvió para abordar el tema de la solidaridad", recuerda Pedrayes. Las dos andereños resumen: "Unai ha formado parte de nuestra vida".
Porque el entusiasmo de los alumnos de cinco años trascendió el aula, el colegio, e invadió no sólo sus hogares sino los de los abuelos y familiares. Todos implicados en la regata de Unai Basurko y, al final, todos en el puerto recibiendo a un hombre que, si bien había logrado el éxito de llegar en tercera posición, las profesoras recalcaron que lo importante era que había concluido el reto que se había propuesto. "Ése es el triunfo. Y de la misma manera, aunque ya había quedado fuera de la regata, hemos valorado que el neozelandés Graham Dalton, a pesar de sufrir múltiples contratiempos durante la carrera, cumpliera la promesa que le hizo a su hijo, ya fallecido, y terminase ayer [por el lunes] su propia Velux", explica Isasi.
Los niños han aprendido gracias a la regata pero las profesoras también. "No sabíamos ni donde estaba la proa ni la popa", recuerda riendo Pedrayes. Ahora están bien puestas en términos marítimos, como sus alumnos. Aunque ayer a alguno se le escapó preguntarle a Unai Basurko sobre "las cuerdas" del Pakea. "En un barco sólo hay cabos", le recordó el navegante.
La curiosidad de los niños no se limitó a temas externos, del barco o de la naturaleza. "Me ha llamado la atención que me han hecho preguntas sobre mis sentimientos, si me he sentido sólo, si he echado de menos a mi familia", indica. Para Basurko, con haber conseguido interesar "a uno sólo" de esos pequeños en el mar, la experiencia ya resulta positiva. "Esta es mi batalla, que en Euskadi se vayan rompiendo las barreras y lleguemos a igualar a Francia, donde la vela es casi una asignatura obligatoria. Tenemos una costa preciosa y una climatología buena, hay que aprovecharlo", pide el navegante, que ya se plantea embarcarse en la vuelta al mundo en solitario y sin escalas.
Reconoce que en vela "algo" se está avanzando. "Se va a abrir una escuela de vela en Getxo en septiembre y otra en Santurtzi. Todo lo que se pueda hacer por transmitir el mar y sus valores, hay que hacerlo". Y concluye afirmando que la mar no es elitista: "Hay un barco para cada presupuesto. Tenemos que desterrar esa idea de elitismo, como ya se ha hecho con el tenis o el esquí".
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