Un empresario admite al juez que facturas de su empresa en Terra Mítica son falsas
El ex dueño de Gribal acusa a los compradores de su firma de cobrar por obras nunca hechas
Gribal, SA, forma parte de la trama de Terra Mítica. Carlos Biosca la creó para construir un edificio en Tavernes Blanques (Valencia) y no tuvo actividad, ni empleados. Biosca explicó ayer ante el juez que la vendió a finales de 2000 y negó haber ejecutado ninguno de los trabajos en Terra Mítica por los que posteriormente Gribal emitió facturas. La firma, cuyo domicilio social, en realidad, como constató la policía, era la vivienda de una familia, llegó a falsificar facturas de trabajos nunca realizados en los aeropuertos de Barajas y Menorca, con los que hizo creíble su actividad.
El fundador de Gribal y administrador único hasta finales de 2000 negó haber girado ninguna de las facturas que se le exhibieron, según las cuales su empresa ejecutó trabajos en Terra Mítica en los últimos meses de ese año. Biosca fue claro en su declaración de ayer ante el Juzgado de Instrucción número tres de Valencia, que investiga el fraude a través de facturas falsas de 20 sociedades en torno a la construcción de Terra Mítica, el parque temático de Benidorm que impulsó el portavoz del PP en el Congreso, Eduardo Zaplana, en su época de presidente de la Generalitat. No sólo las facturas son falsas, explicó Biosca, sino que también lo son los trabajos a los que se refieren.
Biosca había pasado por el juzgado semanas atrás para exponer que se le citaba por unos hechos en los que no tenía nada que ver porque había vendido el 29 de diciembre de 2000 las acciones de la firma a José Luis Rubio (empresario vinculado a varias de las empresas denunciadas). El juzgado trasladó esa circunstancia al fiscal, pero aún así la declaración se consideró adecuada. Y ayer se demostró por qué. Biosca dijo en la sala que constituyó la empresa para ejecutar una construcción en una parcela de Tavernes Blanques. Admitió que la firma nunca tuvo actividad (en el registro mercantil, Gribal aparece como dada de baja en 1997 y dedicada a la restauración). Y añadió que vendió la empresa a José Luis Rubio.
La fiscal le exhibió a Biosca facturas fechadas en la época en la que él era todavía administrador único. Esas facturas estaban giradas a AST Ingenieros y a Valcoe. Y a su vez, figuran pagarés de esas firmas para responder de los importes, que en algún caso superan los 90.000 euros. Biosca no reconoció ni una sola de esas facturas. Repitió en varias ocasiones que no hizo trabajo alguno para Terra Mítica, que no hizo trabajos para AST Ingenieros ni para Valcoe (ambas empresas están implicadas en la trama), que nunca realizó obra alguna en el aeropuerto de Barajas ni en el de Menorca. En un momento de la declaración, y ante la insistencia de la fiscal, llegó a exclamar: "¡Pues sí que me he ido lejos!". Tanto AST Ingenieros como Valcoe usaron esas facturas para incluirlas en sus contabilidades como gastos y, por tanto, deducirse IVA y pagar menos impuesto de sociedades. Pero es más, esa falsa actividad de Gribal, que era en realidad incapaz de abordar trabajo alguno, servía para avalar una experiencia al subcontratarse en las obras de Terra Mítica.
La fiscal le mostró a Biosca facturas de octubre, noviembre y diciembre de 2000. Ese periodo está bajo sospecha. Y Biosca no reconoció ni uno solo de los trabajos que esas facturas recogen. Gribal siguió facturando. Pero ya estaba en manos de José Luis Rubio. Biosca dijo desconocer absolutamente qué fue de la empresa después de deshacerse de ella a finales de 2000.
José Luis Rubio y Vicente Conesa, este último de forma significada, son piezas clave en la arquitectura de la trama de fraude alrededor de Terra Mítica, según se desprende de la información que recoge el sumario y según apuntan fuentes del caso. Un ejemplo del papel de Conesa, quien ya fuera investigado en 1995 por supuestas adjudicaciones irregulares en el Ayuntamiento de Benidorm cuando el alcalde era Zaplana, lo dio el representante de la firma Delta Agrícola, que ayer declaró también en el juzgado. Nadie duda de las obras que hizo esta firma. Está comprobado que las ejecutó y las cobró. ¿Pero las cobró alguien dos veces? Delta Agrícola era propiedad, en parte, de Vicente Conesa, quien a su vez estaba en la Unión Temporal de Empresas (UTE) Terra Verd, que subcontrató a Delta Agrícola para hacer obras exteriores de las dependencias de Terra Mítica y de la Sociedad Parque Temático de Alicante (SPTA), ahora Proyectos Temáticos de la Comunidad Valenciana, empresa cien por cien pública. El representante legal de Delta Agrícola, Joaquín Sebastián, reconoció ayer el papel de Conesa y su firma en varios documentos de una misma operación en los que este último era administrador de una parte, adjudicador de otra y gerente de otra.
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