Buenas palabras
No hay momento más feliz que el que se vive ahora con el estreno de las nuevas corporaciones municipales. Los alcaldes anuncian, solemnemente, que gobernarán para todos su ciudadanos, sin exclusión alguna. Mensaje institucional donde los haya que va más allá de una declaración de principios. Supone todo un compromiso con sus vecinos que, en la mayoría de los casos, se deja a un lado rápidamente. A medida que, a partir de esta semana, entren en la dura tarea de gobernar les resultará más alejado lo que llegaron a decir en su toma de posesión. En todo caso, estamos obligados a concederles el lógico margen de confianza y esperar así a que unos y otros hayan aprendido la lección. Es necesario que sepan leer lo que han dicho los ciudadanos con sus votos que es, en definitiva, la mejor manera de no equivocarse en este mandato que ahora inician. Claro que ese espíritu parece apoderarse, también, de Manuel Chaves. Ha anunciado que desde la Junta se actuará de forma leal con todos los ayuntamientos, sean del color que sean. Se trata de una obviedad. Hay que pensar que desde la administración autonómica se ha de cooperar con todas las instituciones locales, independientemente del partido que esté en el gobierno municipal. Pero si lo recalca Chaves es que, en efecto, no siempre debe ocurrir así. De modo que no está de más que el presidente andaluz lo recuerde ahora otra vez. Es una obligación de la Junta considerar a todos por igual. En fin, buenas palabras que, como en el caso de los alcaldes, no dejan de ser más que eso, fuegos artificiales para contentar a todos.
Incluso, en esta ocasión, hay más dudas que nunca de que se vayan a cumplir estos compromisos. La cercanía de las autonómicas y generales sitúa a nuestros ayuntamientos en la plataforma de lanzamiento de las distintas fuerzas políticas. Internamente, los socialistas han llegado a echar en falta más apoyo institucional (Junta) en aquellas circunscripciones en donde han retrocedido. Por su parte, en el PP no tienen más remedio que admitir que han perdido cuotas de poder. Se han espantado más gaviotas de las esperadas por lo que cualquier discurso triunfalista que pretendan hacer choca con los deseos de unos populares que quieren imprimir velocidad de crucero en su trayectoria hasta la presidencia andaluza. Así que alcaldes y Junta tienen más tentación que nunca a dedicarse a lo suyo. Esto es, a trabajar con la vista puesta en una nueva cita electoral que está a la vuelta de la esquina. En todo caso, deberán hacerlo con sumo cuidado no sea que olviden esas buenas palabras con las que adornan esta nueva etapa y los ciudadanos, al final, se lo hagan pagar. Y luego están los consejos como los que se atreve a dar al PA, Javier Arenas quien anima a sus dirigentes (Julián Álvarez) a seguir por la actual estrategia que mantienen. Tal vez sean estas generosas palabras del líder de la derecha las que expliquen lo inexplicable, como es la ausencia de Álvarez en la toma de posesión de Francisco Jiménez como alcalde de Utrera (Sevilla), tratando de afear así una de las escasas victorias andalucistas a quien que se ha atrevido a criticar el fracaso electoral del PA por su rechazo al Estatuto.
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