Phil Spector se planteó hacer un filme para mostrar "su lado humano"

Parece casi un ritual. Cada año California se convierte en el centro de algún tipo de espectáculo legal con protagonista famoso que alimenta durante meses tabloides y canales de televisión sensacionalistas. Este año el agraciado ha sido Phil Spector (al menos hasta que llegó el arresto de Paris Hilton), el celebrado productor musical que en los setenta introdujo la revolucionaria técnica de grabación del muro del sonido -consistente en grabar varias pistas de acompañamiento y superponerlas hasta conseguir un sonido compacto- y que permanece sentado en el banquillo desde hace siete semanas. Spector está acusado de homicidio en segundo grado por la muerte de la actriz de películas de serie B Lana Clarkson, quien apareció con un tiro en la boca en su mansión-fortaleza en febrero de 2003. De ser declarado culpable podría ser condenado a 15 años de cárcel.

Por si no bastara el triste espectáculo que ha sido ver diariamente en la televisión estadounidense la procesión de personajes surrealistas presentados por defensa y acusación en un juicio de ritmo lentísimo que parece no tener fin, la semana pasada salió a la venta un libro titulado Tearing down the wall of sound (Derribando el muro del sonido), una especie de biografía de Spector con jugosos detalles para los adictos a su actual reality show pero también para quienes le admiraban desde el punto de vista musical.

Su autor, el británico Mick Brown, le entrevistó pocas semanas antes de que Clarkson apareciera muerta. Utilizando esa entrevista como punto de partida, Brown indaga también en el pasado de Spector, no sólo en la parte escabrosa, la de su pasión por las pelucas, el vestuario al límite y sus estrepitosas neuras, sino también en el origen de su talento y en sus encuentros con grandes nombres de la música, desde John Lennon a Tina Turner.

Pero quizás lo más sorprendente del libro sea la revelación de que mientras Phil Spector esperaba fecha para su juicio, se planteó hacer una película sobre sí mismo para mostrarle al mundo su lado humano. Afortunadamente no le dio tiempo. Con un solo reality show, el de su juicio, parece que es más que suficiente.