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Reportaje:Fútbol | 38ª jornada: Madrid, Barça y Sevilla se juegan el título

"Pude meter diez tranquilamente"

Sin ser goleador, Higuaín se ha convertido en uno de los jugadores más decisivos del Madrid

Diego Torres

Revulsivo viene de revolver. Revolver es lo que hace Gonzalo Higuaín (Francia, 1986) cada vez que juega. Como la última vez, en Zaragoza, cuando el Madrid perdía y él remató contra la portería de César hasta sacar de quicio a la defensa contraria. No hizo el gol del empate pero su intervención le convirtió -según la figura del Código Penal- en cómplice necesario. Él lo explica con emoción: "Este equipo sólo te incentiva a dar la vida".

Suma dos goles pero, por volumen de juego, debieron ser más. "Desde que llegué pude hacer diez goles tranquilamente", reflexiona. "Ruud [Van Nistelrooy] me dijo que son rachas. No sé si es que tiro demasiado rápido. A veces me encuentro a grandes porteros. En Zaragoza, César me hizo dos paradas de gran portero. En el gol de Ruud, primero tapó bien mi tiro. Lo agarré a contrapierna, sacó el brazo pero le doblé la mano y el balón le llegó a Ruud".

Higuaín, alias Pipita, participó en jugadas que desembocaron en diez goles decisivos. Su contribución se resume en 18 puntos que han llevado al Madrid a un paso de conquistar la Liga. Ha sido fundamental sin resultar goleador. Él no se hace reproches. "Creo que estoy definiendo bien", dice. "Y creo que con el tiempo lo voy a arreglar. Cuando estás ante el portero, lo primero que se te pasa por la cabeza tienes que hacerlo y, si te sale mal, mala suerte. El gol al Espanyol fue casi imposible que entrara por ahí pero entró. Son días. Entró medio picando por el palo de Kameni. Por eso no es cuestión de colocarla: es cuestión del destino".

A pesar de llegar a un club metido en una transición difícil, Higuaín siempre transmitió serenidad. Como si las situaciones de presión le resultaran más excitantes que preocupantes. Recuerda que desde que su padre, Jorge, lo metió en la cancha de River para celebrar el título de 1990, junto con compañeros como Passarella, Serrizuela, Centurión y Batista, el fútbol forma parte de su vida.

"Jugar en Argentina es duro pero es lindo a la vez", dice Gonzalo, que se formó como jugador en la cantera del River, donde ingresó con ocho años. "A mí me encanta el fútbol. Es algo que me fascina. Estoy bien de la cabeza y no creo que nunca me deje de gustar. En los clásicos contra Boca, la barra brava se plantaba en la puerta del hotel con los bombos desde las once de la mañana. Era algo maravilloso. Te dan ganas de ir a jugar".

Nunca imaginó vivir una primera temporada en España como la que está a punto de culminar: "No pensé que fuera a jugar tan pronto. Creí que iba a ser un periodo de adaptación, de conocer, y la temporada que viene de pelear por el puesto. Pero me metieron".

Una vez en el campo, Higuaín hizo movimientos que despertaron la curiosidad de Di Stéfano: "Entre líneas éste se va a hinchar". El jugador dice que actúa por instinto. Que los técnicos no lo abruman con indicaciones: "Passarella me decía que estuviera tranquilo. Que no tenía el peso del equipo y no tenía obligaciones ni nada. Que él se la jugaba por mí y que yo me la jugara por él actuando por libre, como lo hacía de reserva".

"Capello", continúa, "está todo el tiempo encima. Pero no me pide nada del otro mundo. Por ahí me da indicaciones, pero ¿cómo decirlo? Quiere que haga lo que sé. Él, con pocas palabras, te da a entender lo que quiere".

Higuaín celebra su decisivo gol ante el Espanyol.
Higuaín celebra su decisivo gol ante el Espanyol.GORKA LEJARCEGI

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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