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Duran advierte de que Unió no es "un accesorio" de Convergència

Los pactos de federación entre Unió y Convergència establecían que en 2004 ambos partidos debían celebrar una conferencia para constituirse en una "sola fuerza política". Nada más lejos de la realidad. La pérdida de poder institucional de CiU ha sido, en este tiempo, proporcional al desapego entre una y otra formación nacionalista. Ayer mismo, el líder democristiano, Josep Antoni Duran Lleida, advirtió a sus socios de que Unió no es "un accesorio" de Convergència "ni tiene vocación de serlo". Al contrario, aspira a ser una "herramienta principal".

¿Cómo se traducirá en la práctica esta advertencia? Pues reforzando el discurso y los elementos diferenciadores de Unió. Y entre ellos figura la aspiración de Duran a que CiU se integre, si sus diputados son necesarios aritméticamente, en el futuro Gobierno central. Extremo que en Convergència despierta escasos aplausos.

"No somos una comunidad que se dedique a la contemplación, sino un partido político que tiene su manera de ver la sociedad (...). Unió será todo lo complemento que haga falta, pero desde su forma de ser propia", escribió Duran en su carta web semanal.

En este alegato de autoafirmación, Duran defendió el derecho de su partido a alzar la voz no sólo frente a sus socios convergentes, sino incluso ante el empresariado catalán, al que acusó esta semana de silenciar públicamente sus diferencias con la política del tripartito. "Es curioso", prosiguió en su carta, "que siempre que hablamos se interprete que lo hacemos para hacer la puñeta a alguien. ¿Qué se pretende? ¿Que callemos? ¿Que sumemos nuestro silencio a los muchos que ya se producen en el país?".

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