JULEN GARCÍA: "¿Quién se enriquece con las casas tan caras?"
Han pasado ya seis "largos" años desde que Julen García (27 años de edad) se apuntó a Etxebide. Como mínimo ha tomado parte en dos sorteos al año, incluso tres en algunas ocasiones. "Y nada de nada. Ves pasar las oportunidades y a veces te desesperas un poco. Crees que la siguiente será tu ocasión y así sucesivamente cada vez que hay una convocatoria".
Los años van haciendo mella en su confianza, pero aún se ha dado un año más de plazo, hasta que se le acabe el plazo de la cuenta-vivienda. A partir de ese momento, tendrá que enfocar el asunto de otra forma. "Estoy apuntado a propiedad y alquiler. El alquiler, más que nada, por no descartar ninguna opción. Siempre he pensado que terminaría en un piso en propiedad, pero ahora cualquier opción resulta buena".
Aunque "no ha sonado la flauta" aún, Julen estuvo cerca en una ocasión. "Estaba apuntado a una cooperativa y le tocó el solar para edificar. El problema es que éramos 170 cooperativistas para un total de 50 pisos. Esa fue mi ocasión, pero no pudo ser", recuerda con cierto pesar.
A pesar de llevar tantos años inscrito en Etxebide, la apremiante necesidad de contar con su propia casa y emanciparse del hogar familiar surgió hace un par de años. "Ahora sí que siento la necesidad de salir. Cuando empecé en Etxebide no me había planteado independizarme de una manera seria. Me atraía la idea, pero no se había dado el caso. Ahora, sí. Todavía puedo esperar un poco, pero no mucho más".
"Es lamentable", añade, "tener que depender de un sorteo para marcharte de casa cuando llevas trabajando varios años y ganándote un sueldo. Todo se ha disparado de una manera incomprensible. Ves el sueldo que tienes y a partir de ahí haces cálculos y compruebas que no te llega para el mercado libre de ninguna manera. Ves los precios y oyes hablar de 240.000 euros o 300.000 euros muy alegremente. Pero hay que pararse a pensar fríamente lo que supone pagar todos los meses un préstamo de esa envergadura".
Con estos argumentos, la pregunta que él mismo se hace resulta inevitable. "¿Quién se enriquece con los pisos tan caros?". "El otro día oía hablar a un constructor que había sido capaz de hacer pisos libres por 120.000 euros y había sacado beneficios. Si eso es posible, ¿por qué está el mercado tan desorbitado? ¿dónde van a parar todos los beneficios?".
A Julen le quedan todavía dos o tres sorteos más para tentar la suerte. Si no le toca la lotería en forma de piso de protección oficial, se abrirá al vértigo del mercado libre.
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