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Reportaje:

Conducir sin humos es posible, necesario y sirve para ahorrar dinero

Ahorrar emisiones de CO2 a la atmósfera es factible siguiendo unas pautas al volante

Álvaro Corcuera

Dejar de contaminar (tanto) es posible. La conciencia ecológica colectiva va mejorando, poco a poco, pero el planeta necesita mayor implicación. Es cierto que cada vez más ciudadanos reciclan, utilizan bombillas de bajo consumo o compran pilas recargables. Cuando sustituimos, por ejemplo, una bombilla de toda la vida por otra ecológica, se dejan de emitir 20 kilogramos menos de CO2 a la atmósfera. Y nuestra cartera gana 60 euros.

¿Y a la hora de conducir? Cada litro de gasolina se traduce en aproximadamente 2,5 kilogramos de CO2 por el tubo de escape. Pero eso se puede reducir. Ya hay coches que combinan motores de combustible y eléctricos. En un futuro no muy lejano, quizá los coches hasta funcionen con agua. Sería lo ideal.

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Pero hasta que eso llegue, hay dos maneras para que los coches contaminen menos. La primera, sustituirlos por nuevos. Un coche antiguo contamina 10 veces más que uno moderno, según el director de seguridad vial del RACE, Tomás Santa Cecilia. La segunda, conducir ecológicamente. Es decir, aplicar unas técnicas para consumir menos combustible y reducir la contaminación. El bolsillo también lo agradecerá. Hasta 400 euros anuales al conducir en ese periodo entre 30.000 y 40.000 kilómetros.

- Arrancar el motor sin pisar el acelerador. Los coches de hoy en día no necesitan un acelerón al arrancar. El sistema de inyección ya incorpora suficiente combustible para arrancar el vehículo. Antes, cuando los coches eran de carburación sí se necesitaba ese plus al poner en marcha el motor.

- La primera marcha.

Sólo debe usarse la primera marcha para poner en movimiento el coche. Nunca en otro caso. Además, la primera debe ser cambiada a la segunda marcha cuanto antes.

- Vigilar las revoluciones. Un motor sobrerrevolucionado contamina más. Lo idóneo es no superar nunca las 2.500 revoluciones por minuto en motores de gasolina y 2.000 para los diésel.

- Marchas largas. No hay que llevar el coche ni por encima ni por debajo de las revoluciones correctas. Hay que procurar que el motor no ruja. Si lo hace y vamos, por ejemplo, en tercera, cambiemos a cuarta.

- Evitar cambios innecesarios de marchas.

Hay una falsa sensación de seguridad al cambiar constantemente de marchas. "La gente comete el error de creer que con marchas cortas el vehículo es más seguro", dice Santa Cecilia.

- Saber decelerar. Hay que saber reducir la marcha del coche. Muchas veces esto se puede hacer sin necesidad de frenar, anticipándose. Se levanta el pie del acelerador y se deja la marcha metida.

- No utilizar el punto muerto. Más de un conductor pensará que poner el punto muerto y frenar mientras el coche está caminando es una medida para ahorrar. Falso. "Por la técnica de inyección de vehículos, cuando está al ralentí necesita consumo", explica Santa Cecilia. Con la marcha metida y sin pisar el acelerador, sin embargo, el consumo siempre es cero.

- Distancia de seguridad. Mantener cierta distancia no sólo sirve para anticiparse a una situación peligrosa y evitar accidentes, sino también para ahorrar CO2 al medio ambiente. Porque con distancia de seguridad los frenazos y acelerones son menos frecuentes.

- Apagar el motor al pararse. Dejar el coche encendido cuando, por ejemplo, se espera en doble fila, consume. Para paradas superiores a un minuto, se debería apagar el motor como medida de ahorro energético. Aunque en verano puede ser difícil de cumplir. ¿Quién prescinde del aire acondicionado dentro del coche?

- La presión de los neumáticos. Dicen los expertos que comprobar la presión de las ruedas cada 15 días es fundamental para reducir el gasto de combustible. Las bajas presiones de los neumáticos aumentan el rozamiento y, por tanto, el consumo.

Un grupo de conductores de autobuses urbanos posa en las cocheras de la EMT.
Un grupo de conductores de autobuses urbanos posa en las cocheras de la EMT.ULY MARTÍN

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Sobre la firma

Álvaro Corcuera
En EL PAÍS desde 2004. Hoy, jefe de sección de Deportes. Anteriormente en Última Hora, El País Semanal, Madrid y Cataluña. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull y Máster de Periodismo de la Escuela UAM / EL PAÍS, donde es profesor desde 2020. Dirigió 'The Resurrection Club', corto nominado al Premio Goya en 2017.

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