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Comienza el juicio contra un hombre que acribilló a un conductor por atropellar a su hija

La Audiencia de Sevilla ha dispuesto las máximas medidas de seguridad para el juicio por el asesinato de un celador que murió acribillado por once balazos tras atropellar levemente a la hija del acusado. La vista comienza mañana ante un jurado popular. Los cuatro testigos protegidos que presenciaron el asesinato declararán por videoconferencia desde un lugar alejado de la Audiencia y sin que nadie pueda verles la cara ni conocer sus datos, según fuentes judiciales.

Los hechos ocurrieron el 8 de enero de 2006, cuando el celador Gaspar García se dirigía a su trabajo en el hospital Virgen del Rocío de Sevilla. Al pasar frente al albergue juvenil, una niña de siete años cruzó la calle de repente y el conductor no pudo frenar a tiempo. El padre de la niña, Ricardo S. A., miembro de una familia gitana realojada en dicho centro, presenció el atropello y "con absoluta sangre fría, sin preocuparse por el estado de su hija y sin mediar palabra", según el fiscal, sacó una pistola y comenzó a disparar "con la única intención de quitar la vida" al conductor del coche, como finalmente ocurrió. La niña sólo sufrió heridas leves.

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El principal debate jurídico del juicio se centrará en la culpabilidad o inocencia de María Luisa C. J., esposa del presunto asesino, para quién el fiscal pide 14 años de cárcel y la acusación particular 20 como cooperadora necesaria. Uno de los testigos protegidos, que se escondió tras unos contenedores al comenzar el tiroteo, ha declarado que la mujer, mientras su esposo cambiaba el cargador de la pistola, abrió la puerta del coche de la víctima y desprendió los cristales de la ventana para facilitar la segunda ráfaga de disparos.

Informe psicológico

La autoría de Ricardo S. A. -para quien el fiscal pide 22 años de cárcel- ha sido reconocida por el propio procesado, por lo que el juicio se centrará en las atenuantes que alegará su abogado, quien el mismo día de la constitución del jurado, el pasado miércoles, aportó un estudio psicológico propio sobre el trastorno mental que sufre el acusado.

Según este letrado, Ricardo padece una "patología psicológica grave" desde pequeño, derivada de que presenció el atropello mortal de un hermano suyo. Este hecho, señala el abogado, ha marcado su vida "y pudo influir en su actitud cuando vio a su hija tendida en el suelo".

La acusación particular ha solicitado que la vista se celebre a puerta cerrada para evitar situaciones como la vivida en la constitución del jurado, cuando decenas de personas de etnia gitana se concentraron a las puertas de la sala de vistas y en los alrededores de la Audiencia. La juez encargada del caso acordó celebrar el juicio en audiencia pública, pero dispuso medidas de seguridad para proteger la tranquilidad de los cinco hombres y cuatro mujeres que componen el jurado.

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