El túnel del viento frustró a Renault
Es duro comprobar que, de un año a otro, es decir, en cuestión de cinco meses, has pasado de ser el campeón del mundo al más absoluto de los anonimatos. Es la historia de Renault. Llevaban dos títulos mundiales consecutivos con Fernando Alonso y ahora se encuentran metidos en el pelotón de los segundones y no logran encontrar las fórmulas para acercarse a McLaren y a Ferrari. Corren incluso el riesgo de no poder acometer la tercera posición en el Mundial de constructores, porque BMW está demostrando que ha logrado un gran coche, veloz y muy sólido. Les costará.
Su problema tiene tres vertientes, todas ellas con puntos de conexión. La clave está en el cambio de neumáticos. Renault fue el equipo que trabajó más estrechamente con Michelin durante muchos años. Era, de alguna forma, el equipo oficial de la marca francesa, y eso les daba un trato preferencial. Por eso el cambio a Bridgestone ha sido más duro para ellos que para otros equipos también de Michelin, como McLaren, por ejemplo.
El segundo problema fue que el túnel de viento les ofreció el pasado invierno unos datos equivocados y ello frustró todo el trabajo aerodinámico de adaptación a los nuevos neumáticos. Fue un error que arrastraron durante muchos meses, hasta que hace aproximadamente un mes y medio descubrieron que estaban trabajando en la dirección equivocada. El tercer elemento fue la incidencia que tenía Fernando Alonso en la cohesión del equipo y en conseguir que todos estuvieran motivados y funcionaran como un reloj.
La cuestión que ahora se plantea es si el equipo será capaz de rectificar y conseguir un coche competitivo en los próximos meses. En 2004, McLaren falló en la concepción de su coche y pasaron un calvario hasta la conclusión de la temporada, con múltiples abandonos por culpa de la mecánica. No lograron resolverlo en toda la temporada. Lo más importante para Renault, sin embargo, es haber descubierto el origen de todos los problemas. Ahora están trabajando ya en la buena dirección. Y podrán remontar, aunque no hasta la altura a la que están los McLaren y los Ferrari.
Agradecerían tal vez poder contar con la ayuda de Fernando Alonso en estos momentos, porque ni Giancarlo Fisichella ni Heikki Kovalainen les aportan tanto como él. La ventaja de Alonso es que siempre saca el 100% de rendimiento al coche que se le ofrece. No es que él sea un gran analista técnico, pero siente muy bien el coche e intuye los hipotéticos errores. Sin embargo, su principal virtud es que, como ocurría con Michael Schumacher, es capaz de conglomerar al equipo en torno a él. Todo el mundo se motiva a su lado, porque sabe que cuando se suba al coche dará siempre el máximo rendimiento, porque es súper rápido y no comete errores. Fue eso lo que le convirtió en campeón mundial y lo que puede devolverle a lo más alto del podio al final de la esta temporada con McLaren.
Comparativamente con Renault, McLaren muestra la otra cara. ¿Es coincidencia que se haya producido con el cambio de equipo de Alonso? Su incidencia es incuestionable. McLaren tenía un coche rápido pero poco fiable el año pasado. Y ha resuelto sus problemas en muy pocos meses. Tener a Alonso y a Hamilton en el mismo equipo eleva la moral del equipo. Todos van en la misma dirección, a pesar del evidente enfrentamiento entre los dos pilotos, y se supera cualquier barrera.
Quizás es precisamente lo que está fallando ahora en Ferrari. En Montecarlo se demostró que McLaren es muy efectivo aerodinámicamente. Pero en Canadá, todo el mundo esperaba una reacción de Ferrari, en un trazado con muy poca carga aerodinámica. Y McLaren también le superó. Pero los de Maranello reaccionarán muy rápido. Saben cómo hacerlo y tienen los medios para conseguirlo. Mientras tanto, Renault seguirá luchando por una tercera plaza.
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