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Crónica:LA CRÓNICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Las 'movidas' virtuales

El líder del PSPV, Ignasi Pla, es un dirigente con fecha de caducidad porque a ello le han abocado las aciagas circunstancias electorales y no parece que él le quiera poner trabas al destino. Ninguno de sus críticos, los pocos que tenga, puede imputarle seriamente que haya dado muestras de querer aferrarse a la poltrona, que en estos momentos más bien es un puesto inhóspito y deslucido. Él ha entendido, como sus mentores, que la peor de las soluciones en estas circunstancias sería la retirada con visos de estampida. En este sentido, creemos que le está rindiendo un servicio más al partido que tanto contribuyó a pacificar, a fin de que se cumplan en su día las previsiones sucesorias y reglamentadas.

La incomodidad eventual del cargo se acrecienta por la inevitable aparición de candidatos virtuales al mismo, pues la veda se abrió automáticamente la noche funeral del pasado día 27. La política es así de implacable. Por ello, nada ha de extrañarnos que empiecen a sonar nombres e incluso se registre alguna escaramuza para pulsar intenciones y posibilidades, como la muy apresurada promovida por el actual portavoz de Economía del PSOE en el Congreso, Ricard Torres, leal de la primera hora al secretario general. No será esta la última, aunque no es el momento de quemarse quienes más opciones creen tener.

Entre estos ha salido de nuevo a colación el ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, aunque no nos consta que haya sido por su propia iniciativa. Pero no cabe duda de que es un buen aspirante, dada su experiencia política y de gobierno, además de la ventaja que a nuestro entender supone no estar involucrado en ninguna de las familias con que hay que contar para prosperar en el seno del PSPV. Claro que también se le puede reprochar la desdichada explotación que ha hecho de la Copa del América dejando que la alcaldesa de Valencia se apropiase de toda la gloria del evento sin privarse de desdeñar la contribución del Gobierno. Sin duda, una alternativa muy seria.

En Esquerra Unida (EU) queda pendiente el debate acerca de por qué ha pasado lo que ha pasado y a quien hay que echarle el muerto, como si los males de la coalición se remediasen con una purga. Aquí, la reflexión teórica ha de ir de la mano de la búsqueda de medios de subsistencia para pervivir como formación política con un domicilio propio. Ese imperativo de la intendencia exige un ejercicio de realismo que ojalá impregnase el discurso teórico que habría de partir de un propósito previo: acabar con la fragmentación y el surtido de siglas, más anacrónicas cuanto más históricas, para constituirse en tercera fuerza concurrente. Y para este trayecto sí hace falta un nuevo liderazgo, no una mera sustitución de cabezas visibles.

Aunque los ayuntamientos de las tres capitales valencianas han tenido un mismo sino, el de Valencia merece esta semana una puntualización porque, contra el pronóstico de no pocos -que hemos perdido la apuesta-, Carmen Alborch será leal con sus electores y dirigirá la oposición municipal. Lo ha prometido e incluso ha descrito su labor como "crítica y propositiva", un palabro éste que nos sugiere un clima de cortesías que no cuadra con la contundencia de Rita Barberá y de su programa. Pero sólo es una aprensión y el desarrollo de la legislatura decidirá si hay que subir el tono o incluso acudir a la llamada del Senado o de otro cometido de más vuelo. Dar el callo en el escaño es muy duro.

Y del Consell no hay ni noticias virtuales. Nunca ha sido fácil acceder a los planes de Presidencia en trances como éste, pero debemos admitir que estamos ante un blindaje informativo excepcional. Ni siquiera se ha filtrado el organigrama con las nuevas consejerías, lo que tampoco ha impedido que los rumores, pero solo rumores, quiten y pongan titulares novedosos. De todos modos, y a tenor de criterios muy ponderados en el seno del PP, no parece que se vayan a producir cambios notables, lo que sería coherente con el proceder mesurado de Francisco Camps. Al fin y al cabo, con los consejeros que ha tenido y la praxis que ha desarrollado le ha bastado para llevarse de calle a los electores. Y es que cuando vienen bien dadas no importan los mimbres del Gobierno.

ALCALDE MENDAZ

En la nutrida galería de alcaldes singulares ha de ocupar un puesto relevante quien lo ha sido de La Vila Joiosa hasta ahora, José Miguel Llorca. Y no por su gestión urbanística, que en esa orla hay sobradas gestiones impresentables, sino por la temeridad de arrastrar la mentira de ejercer la medicina sin ser médico. Un delito del que no puede eximirse -como intenta- acusando a sus críticos aduciendo que es objeto de un ataque "ruin, cruel y desaforado" por parte de éstos. Quizá lo sea, pero si no es alcalde se debe a la impostura y al Código Penal, que lo castiga. Sería interesante constatar si los vileros le hubiesen votado de saber con quien se las tenían.

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