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Crónica:Motociclismo | Gran Premio de Italia
Crónica
Texto informativo con interpretación

Bautista funde al campeón

El talaverano logra su primera victoria en 250cc gracias a un adelantamiento escalofriante en el que Lorenzo acabó por el suelo

Oriol Puigdemont

Un diablo con cara de ángel. Así ve la prensa italiana a Álvaro Bautista. Desde ayer, también Jorge Lorenzo. El motociclista talaverano, vigente campeón del mundo de los 125cc, alcanzó su primera victoria en los dos y medio en su sexta carrera en la categoría y sacó el máximo provecho de la pole position que se apuntó el sábado. Lo hizo a lo grande, tras fundir a Lorenzo en un adelantamiento en la última vuelta, escalofriante pero reglamentario, y mientras circulaban encendidos en la gresca final.

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Si Bautista dejó claro que su adaptación a la nueva categoría puede darse por hecha, Lorenzo evidenció que sus valores son nobles, los que debe transmitir un campeón mundial como él. Una caída es en sí misma algo dramático. La que ayer le eliminó adquirió una dimensión trágica si se observa que Giorgio estaba protagonizando la carrera de su vida. Condenado a arrancar desde las catacumbas de la parrilla -desde la vigésima plaza- por un error de planificación en el último ensayo oficial, el campeón salió tan enchufado que, al trazar la primera curva, se pulió a diez rivales. Tan sobrado de fuerzas como circula este curso, son los desafíos más peliagudos los que le mantienen alerta.

El reto que se le presentaba al español era de traca y lo estaba superando con nota. Una detrás de otra, Lorenzo se fue quitando motos de en medio hasta que estableció contacto con el grupo que mandaba (sexta vuelta). Allí rodaban Bautista, Héctor Barberá, Alex de Angelis y Andrea Dovizioso, los únicos que pueden toserle de vez en cuando. Conseguido el primer y más difícil objetivo, el balear se protegió, tomó un ligero respiro y, cinco vueltas después, soltó una embestida que le colocó al frente del pelotón.

Para barrer su desventaja inicial en media carrera, Lorenzo tuvo que exprimir todo el poderío del que dispone su Aprilia, pero la soltura que demuestra tener cuando los neumáticos comienzan a degradarse no le permitió largarse en el asfalto de Mugello. Lo pagó muy caro.

Enzarzado en una pelotera con Bautista y De Angelis, los tres se pasaron varias veces, la mayoría de ellas al límite, hasta que una vez lo traspasaron para suerte del talaverano y desgracia del mallorquín. Al sortear una doble curva enlazada, el novato se le coló a Lorenzo, le metió la moto por el interior, fue abriendo su trayectoria y lo fue desplazando hacia el exterior. En vez de cortar gas, enderezar la máquina y situarse detrás de su rival, Lorenzo trató de superarle por fuera, tal y como pregona su emblema. Pero esta vez no le salió bien. Pisó la moqueta con la montura inclinada y acabó rodando por tierra. Tras lanzar un puño al viento, Giorgio se reincorporó y cruzó la meta en el octavo puesto, a más de medio minuto del ganador.

La maniobra que le dio el triunfo demuestra que, a sus 22 años, Bautista, el del gesto bonachón, quema etapas a toda pastilla, quiere recuperar el tiempo perdido y no atiende a jerarquía alguna cuando está metido en faena. Tampoco contempla los derechos adquiridos; y, si no, que pregunten a Lorenzo. Tras una etapa oscura agarrado a una Honda con la que se peleaba, Aspar lo acogió en su equipo la temporada pasada. En dos años, Bautista ha conseguido el Mundial de los 125cc y va camino de convertirse en el relevo de Lorenzo cuando el vigente campeón de los 250cc decida dar el salto definitivo a la MotoGP. Por el momento, tras haberse disputado el sexto gran premio, Lorenzo domina el Mundial con 27 puntos de ventaja sobre Dovizioso, 33 sobre De Angelis y 39 sobre Bautista.

"Lo increíble de Bautista es que rueda como un tiro y no tiene nada bajo control: ni la moto, ni la categoría, ni los rivales. Cuando lleve más tiempo, alucinaremos", alerta Dovizioso. Es lo que tienen los diablos por más que luzcan cara de ángel.

Álvaro Bautista hace un gesto victorioso con su dedo índice.
Álvaro Bautista hace un gesto victorioso con su dedo índice.EFE

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