Empleados variopintos

El Ayuntamiento de Barcelona recluta a los promotores cívicos entre los parados. Configura así una milicia variopinta en la que coinciden desempleados crónicos, ex vendedores ambulantes, comerciantes especializados en el top manta o marginados. Los contratos son temporales y por un periodo no superior a los seis meses.

Antes de salir a la calle reciben por parte del municipio un cursillo de formación. Los monitores les explican con todo detalle su cometido, se les asigna una cámara de fotografiar y un terminal informático de bolsillo.

La jornada de trabajo de los promotores cívicos se inicia a las 8.00 para acabar a las 13.30 y dejar así paso a los equipos de la tarde, que continúan peinando las calles de Barcelona desde las 14.00 hasta las 20.30. Por ese trabajo los agentes reciben como pago algo más que el salario mínimo interprofesional.

El Ayuntamiento de Barcelona ha venido utilizando a los promotores cívicos para las más diversas misiones. El verano pasado, el día de la verbena de San Juan, a los agentes se les encomendó la misión de recorrer las playas de la ciudad para informar a los bañistas de la prohibición de hacer fogatas en la arena o de la obligación de utilizar los urinarios públicos. Estos mismos agentes suelen controlar las campañas de publicidad ilegal, que llenan de octavillas los coches aparcados.