Madrid lejano

Me llamo Lucas, según creo, y soy agente secreto a sueldo de variopintas potencias. Desde un lugar de La Selva (Girona), donde me encuentro por motivos estrictamente profesionales, la vida se ve de otro modo y Madrid parece una ciudad lejana y algo extraña. Ejerzo de informador para una empresa discográfica. Como ustedes son gente discreta, les puedo sugerir que la auténtica razón de mi viaje es investigar cómo hacen los músicos Jorge Pardo (saxo), Carles Benavent (guitarra) y Tino Di Geraldo (percusión) para ser tan buenos. La empresa quiere encontrar la fórmula para reproducirlos clónicamente y forrarse. Los arriba citados se juntaron con el cantante Albert Pla y llenaron de belleza mágica y carcajadas líricas el Teatre Lliure de Barcelona esta semana.

He aprovechado los ratos libres para indagar sobre la idea que tiene de Madrid el cantante Albert Pla, un artista con muchos incondicionales en la capital de España. Hay que advertir, para los no iniciados, que Pla provoca opiniones muy encontradas e incluso ha tenido la osadía de hacer y cantar una memorable canción, Carta al Rey Melchor, en la que confiesa su amor apasionado por una de la Infantas y se atreve a pedir su mano a Su Majestad. Bueno, pues Albert es un tipo que ama Madrid desde lejos. Si le preguntas por Esperanza Aguirre, Ruiz-Gallardón o Miguel Sebastián, contesta suavemente: "Todo eso queda muy lejos". Puedo asegurar que el cantante está más informado acerca de Senegal, país al que ama.

Pero Albert ama a Madrid. Dice: "El Museo del Prado es el museo de los horrores. Allí están colgados muchos de los grandes hijos de puta de nuestra historia. Es un insulto para Velázquez o Goya meterlos ahí".