La división resta

Los democristianos de Canet están dispuestos a conceder la alcaldía al PSC y relegar a CiU -con candidatos sólo de Convergència- a la oposición. En Gavà, ambos socios de la federación acabaron a garrotazo limpio en la campaña. Y en Palamós fue puro activismo en contra. Allí donde convergentes y democristianos han concurrido por separado o ambos partidos se disputaron el cabeza de lista, los nacionalistas han visto menguado considerablemente su apoyo electoral.

Los pactos de federación establecen que en caso de discrepancias, el partido que decide disgregarse no podrá utilizar las siglas de CiU. En la mayoría de casos fue Unió la que optó por presentarse de forma individual, adoptando la denominación Unió Municipal de Catalunya (UMDC). En algunas localidades los democristianos tendrán la llave del Gobierno, como en Canet, pero en otros se han dado un batacazo al quedar sin representación. Han sido los casos de Alguaire (Segrià) o Cabrera de Mar (Maresme) al no superar la barrera del 5%.

Pero el panorama poselectoral es poliédrico. El descenso de la lista de CiU se ha hecho patente sobre todo en porcentaje de voto, mientras el número de concejales varía escasamente respecto a 2003. Por ejemplo, en Sant Carles de la Ràpita (Montsià), Cabrera de Mar (Maresme) o Igualada (Anoia). En Sant Carles, CiU mantuvo el domingo sus cuatro concejales de 2003, mientras que los democristianos obtuvieron un único representante. En cambio, en Canet, las siglas oficiales sacaron siete ediles, cuatro más que en el anterior mandato, mientras Unió obtuvo tres.

En las localidades donde hubo que elegirse el alcaldable en una asamblea de militantes, la disputa les ha acabado por pasar factura. En Palamós CiU perdió dos concejales, en Balaguer uno y otro tanto en Les Franqueses del Vallès.