Muerte de una 'chica Martini'
El fallecimiento de Erica Wills saca a la luz un pasado lleno de humillaciones
A principios de los años setenta Erica se convirtió en el símbolo sexual de la época. Con su melena rubia al viento, sus curvas y un bañador ceñido posando junto a una bandeja con una botella de Martini al borde de una piscina, protagonizó un anuncio cargado de erotismo. Más tarde las actrices Gwyneth Paltrow y Charlie Theron asumieron el papel de la marca pero sin tanto éxito.
Un publicista la descubrió en un ascensor de unos grandes almacenes de Edimburgo. Por entonces trabajaba como azafata y cuenta la leyenda que en un avión tuvo un enfrentamiento con John Lennon y Yoko Ono a los que descubrió haciendo el amor en pleno vuelo.
Erica Wills se llamaba en realidad Deborah Johnsons y murió el pasado 18 de mayo en Escocia, en medio de la indigencia y el olvido. Su último marido, un profesor de arquitectura, ha revelado ahora que la vida de la chica Martini no fue tan feliz como la que mostró en el anuncio.
En plena época de esplendor, cuando su imagen circulaba por todo el mundo y el cantante Tom Jones y el futbolista de moda en aquellos años George Best presumían de su amistad, se marchó a Beirut para ayudar a una amiga en peligro. Allí cayó en las redes de una mafia y terminó bailando en un burdel, hasta que un millonario libanés compró su libertad por 5.000 dólares y se casó con ella.
Parece que junto al adinerado hombre, Erica vivió la época más feliz, pero él murió y estalló la guerra. En los años del conflicto estuvo viviendo en un sótano, en la indigencia, hasta que gracias a la ayuda de la Cruz Roja pudo salir de aquel infierno.
Hace tres años regresó a Escocia donde su corazón le falló a los 57 años. En sus últimos días de vida Erica había comenzado a escribir la triste historia de su vida.
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