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Reportaje:

Ópera con aventura

El Festival Musicadhoy ofrece piezas contemporáneas

Un año más Operadhoy -sección vocal del Festival Musicadhoy, que organiza el empresario y director de orquesta Xavier Güell y con el que colabora EL PAÍS- provoca a la audiencia de la capital con unos cuantos espectáculos que ofrecen algunas piezas fundamentales de la escena musical contemporánea. La tendencia del ya veterano y bien asentado ciclo se mueve por los caminos de una cierta radicalidad, prefiere la aventura a lo seguro. Una vez cerrada su temporada de conciertos de cámara y sinfónicos, hoy sábado -con repetición mañana- arranca en el teatro Albéniz la propuesta operística con una obra del italiano Giorgio Battistelli (1953), Les Cenci -un tema que ha tentado a unos cuantos compositores antes que a él-, basado en la pieza de Antonin Artaud que, a su vez, se inspira a su manera en textos de Shelley y Stendhal. El estreno de la pieza de Artaud en 1935 fue un pequeño fracaso, a pesar de los decorados de Balthus. En la producción de Operadhoy, con dirección escénica de George Lavaudant, destacará sin duda la dirección musical del belga Luca Pfaff.

Para Battistelli "la creación musical es un modo de buscar dentro de la realidad". El pasado año en el Festival de San Lorenzo de El Escorial hubo ocasión de ver su Experimentum Mundi, donde esa realidad la ejemplificaban los oficios puestos en escena: zapateros, carpinteros, afiladores... Esta vez no es la honrada forma de ganarse la vida sino la menos honrosa de complicársela a los demás lo que aparece en Les Cenci a través de esa suerte de Don Juan de familia papal -el conde Francesco Cenci- que trata de culminar su carrera de libertino con su propia hija, Beatrice (1577-1599), quien salvará su honor matando a su padre y convirtiéndose, de paso, en heroína del pueblo romano. Les Cenci -una obra que Artaud definía como "cruda realidad", y ahí entronca con Battistelli-, no pertenece todavía a ese "teatro de la crueldad" cuya definición acuñaría el dramaturgo aunque, según sus palabras, "lo prepara".

Los días 22 y 23 se pondrá en pie el encargo de este año, la obra de Héctor Parra (Barcelona, 1976) Zangezi, sobre un texto del futurista ruso Velimir Klebnikov. Parra ha sido discípulo de David Padrós en Barcelona y de Horacio Vaggione en París y es una de las voces más personales de la actual música española. La responsabilidad del montaje será de Robert Pienz y la realización electrónica, aquí verdadera orquesta, es del Institut de Recherche et de Coordination Acoustique/Musique (IRCAM) parisiense.

El ciclo concluirá el día 25 con un nombre menos dado a la modernidad más estricta: el minimalista americano Steve Reich (Nueva York, 1936). Estos compositores -el propio Reich, Philip Glass y John Adams sobre todo- han traspasado las barreras y se han hecho, en cierta medida, populares. De Reich se trae Drumming playing Drumming, escrita en 1971 a la vuelta de un viaje a Ghana y que es lo que su título indica, es decir, una producción en la que la percusión ocupa un lugar fundamental. El Grupo de Percusao de Oporto será dirigido por Miquel Bernat.

Un aliciente de estas tres sesiones es su precio, de 7 a 22 euros, con un descuento del 20% para los abonos. La venta de entradas se efectúa en el teatro Albéniz (91 531 83 11) y en entradas.com.

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