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Reportaje:

Partida de póquer en Amsterdam

Barclays juega las bazas políticas para comprar ABN mientras Royal y Santander ponen dinero

Íñigo de Barrón

La empresa de café Douwe Egberts era emblemática en Holanda. Incluso centenaria, ya que era una de las principales importadoras de estos granos desde la época colonial. En unos días, llegó la multinacional norteamericana Sara Lee y la compró. El orgullo nacional holandés se resintió al chocar con las reglas del mercado.

En el caso de ABN Amro, los holandeses temen que ocurra lo mismo. Fundado en 1824, no sólo es el banco más veterano sino también el mayor del país. Pero estaba mal gestionado. Compraba bancos (en Italia, en Brasil, en EE UU...), pero no los integraba. Por eso valían más por separado que todos juntos. Sus accionistas se inquietaron y protestaron porque ABN no subía en Bolsa, al contrario que la mayoría de los bancos.

Así que los directivos holandeses decidieron, hace dos años, ir a buscar un comprador amigo. Y eso es una misión peligrosa porque se pueden despertar los peores instintos de los competidores. Así ocurrió. Mientras Barclays (21º banco del mundo) era el socio amistoso de ABN, el Royal Bank of Scotland (9º del ranking mundial), preparó un ataque hostil y en manada, algo nunca visto hasta ahora. Se buscó dos socios, el Santander (10º banco) y Fortis (25º). El resultado es que ABN tiene dos OPA encima de la mesa que el próximo martes se discutirán en el Parlamento holandés.

Los expertos en compras internacionales dicen que "Holanda no es tan nacionalista como Francia, pero que nadie piense que es tan liberal como el Reino Unido". Por eso, las dos partes enfrentadas han comenzado a jugar sus bazas como en una partida de póquer. Hasta el momento, Barclays ha ofrecido 62.000 millones en acciones propias por ABN Amro y ha vestido la operación como amistosa, además de comprometerse a mantener los servicios centrales en Amsterdam. El poderoso consorcio paga un 13,7% más y entregará 56.400 millones en metálico y el resto en títulos de la entidad escocesa. Los tres bancos quieren desmembrar ABN en tres grandes piezas, aunque respetando su marca comercial, que quedará en manos de Fortis.

Desde el principio, Barclays (consciente de su menor fuerza y precio) ha buscado el apoyo político, sindical y del regulador, que prefiere que sólo haya un comprador. El gobernador Nout Wellink dijo el miércoles: "No tengo nada en contra del consorcio, pero una oferta como la suya aumenta los riesgos". Para contrarrestar este argumento, el Royal Bank se ha responsabilizado de toda la operación.

Barclays despedirá a 22.800 personas en todo el mundo frente a las 19.000 del consorcio. Sin embargo, en Holanda, Barclays prescindirá de 1.700 trabajadores frente a los 7.000 de Fortis. Esto ha provocado que los sindicatos holandeses apoyaran, en principio, la OPA de Barclays. El consorcio, consciente de que este puede ser uno de los temas más relevantes, ha mantenido reuniones con los sindicatos. Probablemente elevará las indemnizaciones por despido y por prejubilación para que no sean una carga para la Administración holandesa.

Al margen de los juegos político-sociales, Barclays cuenta con la influencia de su presidente y otro alto ejecutivo, que es de origen holandés. El Royal, el Santander y Fortis confían en vencer porque su oferta es mejor (más precio y más parte en metálico). Además, ABN tiene el enemigo en casa. El detonante de las OPA fue la protesta de un fondo que, con el 3% del capital, pidió que se vendiera la entidad o se troceara para crear valor. Los accionistas quieren dinero y Barclays tiene dificultades financieras para elevar su oferta. No hay que olvidar que lucha contra tres jugadores de la Liga de Campeones.

Además, el consorcio puede ofrecer más dinero porque las piezas que compra le encaja mejor que a Barclays. Cada uno adquiere divisiones de negocios que ya conoce. Por ejemplo, el Santander quiere convertirse en el séptimo banco de Italia (donde ya ha trabajado años) y el segundo de Brasil (donde tiene Banespa). El mercado lo ha percibido así y ha premiado al Santander, con una subida del 5,45% desde que anunció la operación, el mismo porcentaje de la ampliación de capital que realizará para comprar su parte de ABN. El Royal se ha mantenido en Bolsa y Barclays ha caído un 1% en este periodo. Pese a todo, para que el consorcio gane la partida de póker, el Royal Bank debe solucionar la conflictiva venta de la filial norteamericana LaSalle a Bank of America. Para evitar largos litigios, los dos gigantes trabajan para alcanzar un acuerdo amistoso con otro reparto de activos.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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